El peligro real (El verano israelí): La ola del descontento que inundo el país, barrió el lodo de los mecanismos de la cohesión social y descubrió la herrumbre que produce sus fallos con más frecuencia. Las protestas, que salieron de las redes a las calles, han sorprendido la clase dirigente israelí y demostraron cuán fácil es poner en jaque a un país entero. Cuando decenas de miles de personas salen voluntariamente a las manifestaciones, hay que reconocer lo evidente: la gente realmente está indignada. Aunque, a excepción de los gobernantes y del presidente del banco central de Israel, esto no sorprende a nadie. Una vez más hemos visto que nuestro gobierno, al igual que los demás, posiblemente se preocupa de los problemas del estado, pero se olvida, de algún modo, de los problemas del pueblo. En realidad, los acontecimientos actuales pueden ser críticos para la existencia de todo el país. Las sinceras y justas exigencias de la gente son solo una parte del cuadro general. Son entendibles y explicables por completo. Los médicos, los estudiantes, y las madres tienen razón cada uno a su manera. Pero tengan en cuenta una cosa: ellos no organizaron la rebelión. Además, la mayor dificultad la tienen los pobres, pero el acento se hace en la “clase media”, cuyos derechos son violados descaradamente por “el capitalismo porcino”. En parte es verdad, pero solo en parte. La realidad es más complicada. Entonces aclaremos lo que pasa. Primero, nada sucede porque sí. En la época actual detrás de todos los movimientos de las masas hay unas tecnologías especiales. No es nada fácil, en tan corto periodo de tiempo, atraer una cantidad tan grande de gente para llevarlos a las calles. Sin embargo esto fue brillantemente ejecutado. ¿Ejecutado por quien? Aquí hay algunos hechos. Uno de los organizadores de la protesta es el abogado Eldad Yaniv, un exitoso abogado conocido en todo el país. Por cierto, es uno de los fundadores del movimiento “Izquierda Nacional”. La compra de las tiendas de campaña estaba financiada por el “Nuevo fondo”, una organización ultraizquierdista que recibe el dinero de los Estados Unidos. Entre sus patrocinadores se encuentran la Fundación Ford (EE.UU.) y la Fundación George Soros (EE.UU.), las cuales no tienen relaciones muy cordiales con Israel. Todos los diputados de la derecha fueron expulsados deshonrosamente de la acampada, mientras que los de Izquierda fueron tratados de manera más que benevolente. De acuerdo a una información no confirmada, a los organizadores les ayuda Ron Verber, un consultor político profesional de las izquierdas, que muchos años mantuvo relaciones amistosas con el partido “Avuda”. En el pasado fue un activista en las organizaciones sionistas en América. Srdja Popovic, uno de los líderes de la organización CANVAS, ex revolucionario serbio y especialista en la exportación de revoluciones, abiertamente reconoce ante las cámaras de la televisión que su “firma” trabajó con 37 países y provocó cinco revoluciones con éxito, aun antes del principio de “la primavera árabe”. La lista se irá ampliando, promete. En el conjunto de atributos obligatorios Popovic menciona la solidaridad grupal de los participantes, el sentido físico del brazo y hombro, la misma ropa, el canto común, los tambores que marcan el ritmo, los silbatos, la música y la atmosfera festiva. Como resultado, la gente cree que ha salido a “la manifestación del amor”. Por pura casualidad, estamos viendo todos estos “encantos” en las calles de Israel. Popovic relató sus métodos y sus éxitos ante la respetable audiencia de la Universidad de Columbia de Estados Unidos. Hace unos días se hizo evidente que, hasta hace poco, los organizadores de la acción no estaban preparados al principio para un diálogo con el gobierno y se negaban categóricamente formular la lista concreta de exigencias. Estaban protestando por protestar, provocando estupor incluso al presidente de los Sindicatos Ofer Eini quien declaro que no pretende mezclar el hecho con la política. Los líderes estudiantiles también se rehusaron a este tipo de enfoque. ¿Entonces que pretenden los que “crearon el problema”? ¿Hacia dónde llevan las llamadas a la huelga general que aparecen aquí y allí, a una negativa masiva del uso de las tarjetas de crédito y de los servicios bancarios y al rechazo de los presupuestos del estado “por ser obsoletos”? A corto plazo esto lleva a unas elecciones; a largo plazo, a la destrucción del país. En una protesta adecuada, no orquestada políticamente, las partes se sientan en la mesa para negociar. No hay otro formato. El ultimátum y especialmente los escupitajos orgullosos no son aceptados. Incluso las huelgas de los sindicatos, las cuales paralizan todo el país, se desarrollan de acuerdo a unas reglas muy claras y en los límites precisos. Estas nunca persiguen unas metas destructivas. Sin embargo, la ola actual ha sido provocada por gente que persigue otros intereses. Y por lo tanto, todos aquellos que se unieron a las protestas con unas puras intenciones, tienen que tener mucho cuidado de no convertirse en los juguetes en las manos de los círculos interesados cuyas iniciativas son destructivas en su base. La desestabilización social crea el peligro de las decisiones populistas, que nos dirigen por el mismo camino que paso ya Grecia. Teniendo en cuenta el estado de la situación mundial existe un peligro real del escenario árabe, que con una combinación trifásica (tres pasos, como en el ajedrez) se sumirá el país en el caos.
Extrañamente, la situación en Israel se tambalea justo en el momento en el cual estamos intentando desesperadamente en detener el reconocimiento del estado de Palestina. En el articulo “¡Salven a Israel!” (http://www.mk.ru/politics/article/2011/07/08/604285-spasite-izrail.html), publicado en la web de “Komsomolets de Moscú”, Eduardo Topol escribe que la política americana se pasó abiertamente a las posiciones pro-árabes. El presidente Obama oficialmente declaró la necesidad del retorno de Israel a las fronteras del año 1967 y no piensa retirar sus palabras. En Septiembre, o sea inmediatamente después de las vacaciones del verano, escribe Topol, se celebrará la sesión ordinaria de la ONU, la mayoría de los votos desde hace ya tiempo pertenecen a los países árabes. Al comprender que ahora los Estados Unidos no van a bloquear las resoluciones anti-israelitas, estos países ya están preparando la futura decisión de la ONU sobre el reconocimiento del estado de Palestin. Y después de la aprobación de tal decisión, cualquier agresión contra Israel se convertirá en legítima. Y lo más importante, inevitable porque: Israel protegido por Estados Unidos e Israel abandonado por este, son, como se dice, dos cosas muy distintas. ¿Y a que nos vamos a dedicar en este momento? ¿Al “chalet” y a los préstamos hipotecarios? Los acontecimientos pueden desarrollarse en un escenario espantoso, porque el que los dirige y costea, tiene unos planes de largo alcance y no se detendrá ante la liquidación del país. La gente tiene que despertar y ver que están hipnotizados con este “festival” para las masas. Las masas sintieron la emoción, están ilusionadas, y es posible que cegadas por su propio poder. Igualmente un hombre que se cae del tejado, durante su caída siente el dulce sentimiento del vuelo. En vez de establecer unos claros objetivos, sucede la politización de las exigencias. El estado de ánimo general, se dirige cada vez más a la destrucción y detrás de esto, por supuesto, hay alguien. Incluso la unión de la que hablan los manifestantes no tiene una base real, porque la unidad no puede ser destructiva. No nos unimos para destruir a alguien. La fuerza de una verdadera unión es creativa. Creo que todos nosotros somos solidarios con la gente que impone justas exigencias al gobierno. Pero, en la realidad, ellos no saben quién los maneja. Y entre tanto las protestas actuales están en marcha y los planes de sus iniciadores llegan muy lejos, hasta el desmantelamiento de todo el país. Y estas iniciativas proceden de los Estados Unidos. Es muy lamentable que la elite americana encabezada por el presidente Obama, pretenda resolver de esta manera sus propios problemas. Sin embargo los judíos son gente muy inteligente. Nosotros comprendemos muy de prisa quien nos maneja y el conocimiento en este caso es una gran fuerza. La correcta evaluación de la situación ayudará a los participantes a elegir una mejor estrategia que no socava la seguridad del país sino que por el contrario la refuerza. En primer lugar, tienen que unirse, eliminando de sus filas a aquellos que persiguen las metas políticas de los estrategas extranjeros. No tendremos éxito al derrocar un gobierno por el otro y al sacudir el parlamento con ordinarias o anticipadas elecciones. Esto no funciona. Vemos como todo el mundo pretende hacer algo parecido y fracasa. Hay que delimitar claramente entre los que exigen la unión, la rebaja de los precios, la mejora en las condiciones de trabajo y aquellos que manipulan la ola de protesta deseando sembrar el caos y la destrucción. Las fuerzas que tiran de los hilos no se ponen de acuerdo con ninguna propuesta, tienen la intención de llegar hasta el final. Van a aumentar la tensión más y más, respondiendo con negativa a todas las propuestas. En primer lugar, ellos quieren derrotar al gobierno y después a todo el país. Es el mismo programa que ya funciona en otros países de la región. Tales intentos hay que cortarlos de raíz. Y después, hay que dedicarse a los problemas sociales. No son nada casuales y requieren mucha atención. Los cambios reales sucederán cuando cambie el propio hombre, cuando la gente instaure entre ellos una conexión distinta, otras relaciones. El gobierno no es todopoderoso. Este aplicará algunos parches, pero ni siquiera tendremos tiempo para sentir sus efectos porque detrás de la esquina, nos esperan nuevos y más serios problemas. En las condiciones actuales los llamamientos de los manifestantes a la igualdad, la unidad, la garantía mutua se llenan con otro sentido. La solución a nuestros problemas empieza con los cambios en el pueblo, no en el gobierno. Cualquier revolución es la destrucción y el colapso, seguida posiblemente, por una recuperación. El gobierno no requiere de corrección, la corrección se requiere para la misma sociedad, y la sociedad somos nosotros. Hay que ejercer una presión sobre el gobierno para que en la medida de sus fuerzas corrija la situación. Pero nuestra tarea principal es la transformación del pueblo. Hoy en día, ya no es tan difícil de entender que al unirse, el pueblo obtiene unas nuevas fuerzas y solo estas pueden traerle la tan deseada prosperidad. La solución a los problemas actuales ya no se encuentra en las manos del gobierno. Lo vemos por la crisis de la deuda en Europa, por la crisis del crédito en los Estados Unidos. El mundo se encuentra en un estado transitorio, pero aun no encuentra los nuevos métodos e intenta a aplicar los viejos, que ya no funcionan. La fuerza de los individuos, por muy ricos que sean, falla ante el poder del sistema integral. En honor a los manifestantes hay que decir, que hablan mucho acerca de la unión. ¿Entonces cual es el problema? Si desean la unión, únanse. ¿Acaso el gobierno nos prohíbe vivir en amor y estando de acuerdo? El gobierno no define la cualidad de nuestras relaciones sociales. Este puede bajar (en unos límites determinados) el impuesto a uno u otro producto para que lo podamos comprar, pero ¿acaso puede instaurar el espíritu de la unidad en la sociedad? Y por eso cada uno que participa en la protesta, tiene que aclarar para sí mismo cual es su meta. No podemos dejarnos llevar por los sentimientos y organizar embriagados un festival del desacuerdo. En este caso alguien está manipulándote, esperando obtener una gran ganancia y persiguiendo con esto una meta perniciosa. Así que no vale la pena salir a luchar con los ojos cerrados. En lo que se refiere a los problemas actuales, su solución debe ser clara y correcta, y no como en la niebla, negando de antemano cualquier solución. Porque al destruir al gobierno no obtendremos nada, a excepción de ayudar a otra gente a ocupar los mismos sillones. En un mundo tan estrechamente interconectado, la única solución es la integración. Vamos a aclarar para nosotros mismos que lo más importante es la unión entre nosotros. Enfrentemos los hechos y entremos al círculo común. Pero entremos conscientemente, dándonos cuenta de lo que sucede en vez de hacerlo a ciegas, como una manada corriendo en una estampida. La desigualdad de los ingresos y otros problemas, son solo el efecto. Si se cambia el pueblo, cambiará todo lo demás. Cada uno de nosotros es parte de la sociedad, todos nosotros somos la sociedad. ¿Entonces de quien exigimos los cambios? ¿De los políticos? En realidad nuestro éxito depende de nosotros mismos, de la fuerza de nuestra conexión. Solo hay que dar los primeros pasos hacia la igualdad verdadera, interna ente nosotros. Entre los manifestantes se encuentra gente que lo sabe y lo dice. Pero el proceso está movido por las fuerzas malintencionadas y dispuestas a sacrificar lo que sea en sus intereses. Su especialidad es la pseudoconexión, para la cual, si es necesario, pueden en un periodo muy corto emplear decenas de millones de dólares. Para estas fuerzas trabajan los economistas, los líderes religiosos, los estrategas, los grupos de analistas. Sus métodos son flexibles y eficaces, y los daños causados son monstruosos. Y por eso hay que juzgar no por las palabras, sino según el propósito. Nuestra protesta está dirigida no a la destrucción del país, sino a su prosperidad. Y por esto vale la pena salir a las calles.
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