
Debemos corregir nuestro sistema para que se vuelva similar al Creador, al otorgamiento, a la Naturaleza. Hoy en día, no faltan estudios que muestren que el capitalismo es una especie de brote temporal de la enfermedad del egoísmo, cuyo final estamos presenciando ahora. Esto es particularmente evidente en la crisis económica y los desastres ambientales. Esto no puede seguir así. Sería diferente si tuviéramos recursos energéticos y naturales inagotables. Sin embargo, no los tenemos. Estamos derrochando los recursos y dirigiéndonos hacia un punto de congelamiento: la brecha entre ricos y pobres crece, la sociedad es destruida y la Tierra se vuelve un lugar menos hospitalario. Equivocadamente creemos que podemos construir un sistema egoísta correcto y funcional. Los norteamericanos se embriagaron con esta idea e intoxicaron a todos con ella. El sueño americano tuvo éxito porque vivían en deuda con el mundo e incluso alardeaban de su “éxito”: “Miren cuán listos somos al robar, miren de qué hermosa manera podemos mentir. Sólo observen el tipo de vida que tenemos a sus expensas”. De hecho, esto es lo que estaba detrás de su abundancia. Y Europa siguió el mismo camino. Todo el problema es que siempre estamos buscando recursos a bajo precio. Alguna vez, fueron los esclavos, pero después dejaron de ser eficientes. Entonces, comenzó la explotación de los pueblos de los territorios recién descubiertos, y eso fue usado como un mercado también. Siempre actuamos a expensas de alguien más; robamos constantemente y tomamos ventaja de alguien, ya sean esclavos, los nativos de Asia, África, América, los siervos, etc. Ese fue el factor de desarrollo, cuya mentira saturó todo el sistema y llegó al dinero en sí. El dólar se volvió una moneda internacional y la industria y el comercio se entrelazaron en un esquema tan astuto que todos los pueblos del mundo trabajan para los norteamericanos. ¿Dónde está el límite? Hoy, hemos agotado la capacidad de los recursos a bajo costo. Ya no hay más esclavos o países no desarrollados. Todo se dirige hacia el punto de ruptura del principio de los bajos costos. Ya no hay más mano de obra o energía barata. Es hora de darnos cuenta de lo que está sucediendo. Si queremos sobrevivir, debemos juzgar todo de forma equitativa. Es por eso que el mundo enfrenta el problema de la distribución justa. Las personas en todos los lugares están despertando hacia esta necesidad. Sin embargo, en realidad, esto significa que cada uno merece sólo tanto como haya invertido por el beneficio de la humanidad. Basado en el principio del egoísmo, no obtendrás nada. Muy pronto, descubriremos que nadie puede recibir nada de nadie de forma egoísta. Sólo imaginen hacia dónde va el mundo: Se ha revelado el sistema de garantía mutua, el cual requiere reciprocidad y otorgamiento. Esto no significa que debes dispersar la riqueza hacia todos lados. No, construimos todo sobre la base de la reciprocidad; no hacemos concesiones sólo por hacerlas, sino que somos guiados por las consideraciones de la verdadera justicia. Todos nuestros sistemas previos no serán aplicables. Estamos ante una falla del sistema a gran escala, y los problemas económicos son sólo las primeras señales. Como resultado, tendremos que acordar que la justicia, la reciprocidad y la garantía mutua son la única manera. Baal HaSulam escribe acerca del “sistema altruista”. Pero no piensen que este deshará todos los cálculos. Por el contrario, el altruismo es un cálculo exacto, sin lugar a escapatorias: cada uno obtiene de acuerdo a su inversión. Y aquel que no invierte un esfuerzo es dejado sin nada. Si cada uno alrededor es un altruista, esto no significa que seré alimentado “a cambio de nada”. Al fin y al cabo, estamos hablando de la ley de la Naturaleza. El Creador es el más grande altruista, ¿pero has obtenido algo bueno de Él? Por el contrario, sólo problemas. Está dicho, “El Creador los ha hecho unos contra otros”. Ambas fuerzas, la positiva y la negativa, son extremadamente fuertes y agresivas. Y por lo tanto, en la sociedad futura, no puedo yo estar inactivo a expensas de los otros.
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