En las noticias de calcalist.co.il: Informe del Comité Trachtenberg: El verano del 2011 se hizo eco de las consignas y encendió una chispa de esperanza para la sociedad Israelí: La voz se alzó sobre las enfermedades que se han acumulado y apilado en los últimos años, así como la esperanza de lograr un profundo cambio que permita que una sociedad más justa florezca, una sociedad fundada en la solidaridad y la lealtad hacia una persona que trabaja duro para que se gane su vida y contribuya con su parte en beneficio de todos, una sociedad construida sobre valores comunes a todos los sectores. La justicia social es la coordinación entre la conducta normativa, la contribución, el esfuerzo del individuo y la recompensa que recibe. Justicia social significa la igualdad de oportunidades durante las etapas de desarrollo, luego competencia leal y más tarde seguridad básica y respeto después de retirarse. La justicia social significa que cuando la desgracia golpea a la persona, la sociedad le ayudará proporcionándole lo necesario para cubrir las necesidades básicas y una existencia asequible y honesta. La realización de la justicia social y el común denominador, los valores, por la vía del pensamiento que atraviesa los estado, a través de las afirmaciones es lo más importante en el enfoque que debería guiar la implementación de los cambios deseados en la sociedad Israelí. El origen de algunas enfermedades de la sociedad se encuentra en fenómenos globales y en parte en la globalización, que de manera poderosa y rápida intensifica las ventajas relativas de una manera desconocida para nosotros.
Mi comentario: No hay inyecciones materiales que puedan resolver nuestros problemas, por no hablar del sentimiento de desigualdad social. En un país pequeño, estos sentimientos están exacerbados como en una familia muy unida. El principal problema es la falta de sentido de familia y de unidad en el esfuerzo común para sobrevivir. El país está desgarrado por la acumulación de contradicciones y las divisiones internas están limitadas sólo por el odio externo. La inyección de los fondos necesarios no aliviará las tensiones sociales, debido a que el programa de nuestro desarrollo es llegar a una sociedad de conexión mutua y garantía, la concesión y el amor. Esto requiere de educación y de volver a nuestras raíces. Sólo la implementación del plan del Creador, crear una sociedad cohesiva basada en el Arvut, en la garantía, que nos conducirá a la paz entre nosotros y con el mundo, incluso con nuestros vecinos. La raíz del problema está en nosotros.
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