Cuando leemos El Libro del Zóhar, tenemos que imaginar la red de todas las personas en el mundo y cómo este sistema superior se revela. Entonces entenderemos que Aba ve Ima, YESHSUT y ZON que El Zóhar describe, son los tipos de conexión entre nosotros. Estamos en un sistema que nos vincula los unos a los otros. En los vínculos entre nosotros se encuentran las diez Sefirot. Las diez Sefirot es todo un mundo: Zeir Anpin y Maljut son ZON, Jojma y Bina son Aba ve Ima del superior y YESHSHUT (Israel Saba ve Tvuna), Keter es Atik y Arij Anpin, la mitad del superior y la mitad del inferior. Podemos dividir la conexión entre nosotros en cinco mundos de cinco Sefirot: Keter, Jojma, Bina, Zeir Anpin, Maljut, o en ZON, Aba ve Ima y Keter, etc. Aprendemos acerca de toda esta estructura en el mundo de Atzilut.
Si llego a ser similar a ti, por medio de esto realmente tengo que corregirme en todas estas relaciones. Por supuesto, sólo hasta cierta medida y no hasta el nivel del Gmar Tikun (el final de la corrección). Mientras lo hago, me acerco a ti. Existen 125 grados entre una persona y otra. Cuando cada uno alcanza a su amigo al máximo, alcanza todo el sistema ya que lo individual y lo general son iguales. Es así como avanzamos. La sabiduría de la Cabalá nos enseña acerca de lo que se encuentra entre nosotros. No acerca de nosotros mismos, sino acerca de las cadenas que nos vinculan, los tipos de conexión entre nosotros. Esto es lo principal. Es por esto que, por ejemplo, estudiamos lo que significa el comienzo de un mes (Rosh Jódesh) y lo que es el comienzo de la semana, el fin de la semana, Shabat, o las festividades. Estas son diferentes formas de conexión que existen en esta red, en relación con las acciones especiales que toman lugar en este sistema. La red trabaja en relación a su meta. Cada uno de nosotros es un deseo de recibir. Este deseo no es nada, un maniquí, el nivel vegetativo del vegetativo, el polvo del cual todo fue creado. El sistema despierta el polvo y gradualmente lo revive y entonces nosotros, los bloques de materia prima, empezamos a desarrollarnos. Este sistema se desarrolla, se refuerza y lo mantiene todo. No hay nada fuera de esto. Vivimos en este sistema. Por consiguiente, se dice que la Luz superior que mora en este sistema, revive todo el mundo. Este nos despierta de dos formas. Por un lado, suscita en nosotros la deficiencia de conectarnos con los otros ya que de lo contrario no recibiremos suficiente vitalidad. Después de todo, nuestra vitalidad depende de nuestra inclusión en el sistema en el cual toman lugar distintos procesos, como en nuestro cuerpo, en el sistema circulatorio, linfático, nervioso y otros. La vida es la conexión entre los elementos, la salida y entrada de energía, el metabolismo. En la red de conexiones entre nosotros el intercambio está en el nivel de nuestros deseos. Por lo tanto, debemos imaginar cómo podemos despertar el sistema por nosotros mismos, sin esperar que este nos despierte “a su debido tiempo” (Beitó), de acuerdo al plan, el cual generalmente tiene efectos desagradables en nosotros. Si podemos despertar al sistema, lo sentiremos como placentero ya que mientras este despierta, empezaremos a entenderlo, a concordar con él, a estar de acuerdo con la idea de que tenemos que otorgar, a estar vinculados el uno con el otro, a incorporarnos en este sistema. La ley general del sistema es la ley de garantía mutua, la absoluta conexión mutua entre todas las partes. Esta es la ley de la salud del cuerpo que está en armonía, en una conexión global perfecta, integral. Es por esto que leemos El Libro del Zóhar, que habla acerca de este sistema. Los cabalistas no nos hablan de nada más sino de aquello. No existe nada más que aquello para hablar. Nuestro mundo es una copia opuesta a este sistema, una copia totalmente corrupta. Esto quiere decir que los vínculos parecen existir, pero no los vemos, no los estudiamos correctamente y no sabemos cómo usarlos. Todo está al revés. La crisis que se revela hoy en día es en realidad la revelación de la red entre nosotros. En griego, por ejemplo, la palabra crisis significa un punto de inflexión, lo cual significa corrección y no corrupción. Y es de hecho una corrección. En hebreo, la palabra “crisis” (Mashber) también hacer referencia a “las piedras de nacimiento” un lugar especial donde las mujeres en trabajo de parto se sentaban en el pasado. RASHI escribió acerca de esto en su comentario a la Torá (Éxodo 1, 16). Entonces leamos El Libro del Zóhar y esperemos que la red entre nosotros sea revelada.
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