
De acuerdo a la sabiduría de la Cabalá, la persona “justa” es la que justifica al Creador, la que entiende las razones y la esencia de su estado, puede claramente cortar su estado en rodajas de causa y efecto. Al mismo tiempo ella puede estar en un estado de doble ocultamiento del Creador. ¿Cómo es eso posible? El punto es que el ocultamiento y la revelación se determinan solamente por la actitud de uno mismo hacia el Creador como si fuera “bueno y benévolo”. No importa si yo me siento bien o mal, lo importante es como el Creador se me revela a mí. Es importante para mi revelarlo a Él como bueno y benévolo, no que yo disfrute su bondad de manera egoísta, porque son dos cosas totalmente diferentes. Supongamos que yo tengo diabetes y me das un caramelo. Hasta donde llega mi amor natural por los dulces éste es bueno. Pero según tú actitud, es malo. Entonces todo depende de un criterio interno con el cual yo lo evalúo. Lo que es dulce para el egoísmo puede ser amargo si miramos tu actitud. Por lo tanto, descubrir el doble ocultamiento es sentir todos estos discernimientos. Yo me elevo por encima de mi deseo de recibir y lo miro desde el costado. Luego veo que hay una intención egoísta en esto que se siente bien, mientras que en el deseo de otorgar, en la intención de otorgar, yo me siento mal. Este es el doble ocultamiento del Creador.
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