Baal HaSulam, Carta No. 13: Esto les llegó a ustedes debido a su negligencia en cuanto a mi petición de esforzarse en el amor de los amigos, porque les he explicado de todas las maneras posibles que este remedio es suficiente para compensar cada uno de sus deficiencias. Y si no pueden elevarse al cielo, les he dado caminos sobre la Tierra, ¿y por qué no han añadido nada en absoluto a este trabajo?. Somos nosotros los que trazamos la imagen de este mundo en nuestras propiedades. En realidad, distinguimos dos tipos de impacto que siente nuestro deseo de recibir:
•· Bueno y cómodo
•· Malo y peligroso
La “materia” de la que consistimos, es el deseo de recibir que está dividido en cinco (5) niveles: del cero al cuatro. En todos esos niveles, tenemos múltiples cualidades que en general pueden reducirse a cómo recibir placer. Nuestra percepción de la realidad nos permite diferenciar los bordes de la Luz de Infinito que pueden traernos ya sea placer o daño. Todo lo que hacemos es retratarlos en nuestra percepción; toda la imagen de la realidad es un tejido hecho de ellas. La imagen es muy pequeña y limitada; los cabalistas nos han estado hablando de este factor por miles de años. En los últimos tiempos, también los académicos se han cerciorado de que sólo captamos una fracción de la realidad. ¿Existe una forma de observar la realidad auténtica aparte de la realidad en la que nacimos, vivimos y morimos, en la cual nos sentimos insignificantes, infelices, e incompletos?. Los cabalistas dicen que es posible percibir la verdadera realidad y sentir la Luz de Infinito, en la cual constantemente habitamos sólo con una condición: si nos las arreglamos para amplificar nuestras herramientas de percepción. Es por esto que la ciencia que estudiamos es llamada “la sabiduría de la recepción”. Con la ayuda de esta metodología, podemos ampliar nuestros sensores y en adición a nuestros cinco sentidos: vista, oído, gusto, olfato y tacto, subimos un escalón hacia la obtención de cinco sentidos adicionales. Para hacer esto, tenemos que cambiar nuestro deseo de recibir en términos no sólo de percibir lo que es importante para nosotros en un sentido positivo o negativo, sino para percibir cosas que están fuera de nuestro deseo, considerándolas también de forma positiva o negativa ¿Cómo hacemos eso?. Yo necesito vestirme en alguien más, en alguien que sea externo a mí, elevarme por encima de mis propias sensaciones, tanto positivas como negativas, hacia la percepción de lo que es bueno o malo para el otro, si me las arreglo para captar las sensaciones de alguien más, al menos la percepción de una persona, entonces salgo de mí mismo y comienzo a identificar el mundo como realmente es, hasta cierto punto pequeño, inicial. Entonces, la persona puede continuar trabajando en expandir sus salidas fuera de sí misma, una y otra vez, hasta que comience a sentir la realidad completamente independiente de sí mismo. Esto es llamado la percepción por encima de la razón, por encima del deseo de recibir. Nosotros hemos estado en el proceso de desarrollar esta cualidad ya por mucho tiempo. La materia de la cual está construido el deseo ha transitado del nivel inanimado al vegetativo, después al animado y éste ha sido el desarrollo de los deseos receptores de auto percepción. El deseo de recibir continuó aumentando su habilidad de sentir varios impactos exteriores desde el interior, hasta que agotó esta opción justo hasta el final. Ya no hay espacio para crecer más en esta dirección; entonces, el deseo de recibir reconoce ahora sus limitaciones. Esto es lo que está atravesando la generación de hoy: Carecemos de interés en la vida, sentimos indiferencia hacia un crecimiento mayor y hacia lo que hacemos en este mundo. No podemos controlarnos a nosotros y al mundo que nos rodea como antes. Nuestro deseo egoísta se ha agotado; hemos completado esta fase de la evolución. En el futuro, nuestro deseo de recibir nos empujará hacia la nueva etapa de desarrollo. Está dicho que al crear aflicción y predicamentos, el Faraón forzó a los hijos de Israel a salir de Egipto. Similar a ellos, nosotros nos sentimos sin esperanza en esta vida. El egoísmo que nos está gobernando, demuestra que es ya imposible seguir satisfaciéndonos. Ya hemos pasado el límite para encontrar razones para vivir, para buscar placeres y vitalidad adicional; sin embargo, todo ello nos llevan a descensos incluso más profundos; mientas mejor tratamos de vivir, peor se vuelven nuestras vidas. Incluso aquellos que lo tienen todo no sienten alegría o felicidad. Aparte, nuestra vida material se vuelve cada vez más difícil. Definitivamente seguimos cayendo. Esto es exactamente lo que se supone que suceda. En algún punto, los hijos de Israel huyeron de Egipto porque pasaron por una situación similar. Les hubiera gustado quedarse ahí, pero fueron impactados por enormes golpes y sufrimientos que no les dejaron otra opción que escapar. Cuando un cabalista comienza su auto corrección, él actúa como si se esforzara por entrar a un bello mundo espiritual lleno de luz, en el brillante futuro que le abrirá todos los horizontes. Sin embargo, en su camino, él descubre una imagen bastante opuesta, a través de una vida interna y de agobios intensos que lo presionan inmensamente. Esta presión es causada por el hecho de que no está moviéndose de la manera egoísta usual. En su lugar de ello, a través de la desesperación y las circunstancias desafortunadas, él debe atravesar todas las etapas del nacimiento espiritual, es decir salir de Egipto, elevarse por encima del egoísmo, salir de sí mismo y sentir cómo es salir de su cuerpo; es decir, él vive a través de sentir los deseos de otros. En este mundo, el proceso de nacimiento es también acompañado por dolores de parto (Tzirin en hebreo), en otras palabras por (Tarot) problemas, sufrimientos y presión. Y en particular, esas sensaciones se les entregan a aquellos que estudian la sabiduría de la Cabalá para ayudarlos a avanzar empujándose de la misma manera que el útero de una madre presiona al feto para que nazca. Sin embargo, la sabiduría de la Cabalá no sólo está hablándonos acerca del nacimiento de una nueva percepción y de la adquisición de la transición que va desde la absorción hasta la liberación, de la recepción al otorgamiento. Éste no es un estudio teórico del proceso; no se trata de filosofía. La Cabalá nos ayuda a realizar esto mediante un proceso de nacimiento espiritual. Después de todo, como un feto en el vientre de la madre, nosotros debemos sentirnos estrechos, incómodos, sofocados y en la necesidad de asistir nosotros mismos en este proceso. Esta es una sensación muy desagradable. Es por eso que se nos concedió la sabiduría de la Cabalá, para comenzar a realizar y a reconocer este proceso con el fin de hacerlo fácil y rápido. Gracias a la Cabalá, sabemos qué esperar; nos damos cuenta de que tenemos que salir de nuestras sensaciones internas hacia el mundo exterior, con el fin de evitar el ver la realidad sólo a través de las limitaciones de nuestros cinco sentidos; debemos ver el mundo que está por fuera de nosotros, por fuera del vientre. Debemos lograr este estado ya. ¿Cómo?. Para esto necesitamos un “obstetra”; tenemos que nacer no como resultado de las dolorosas contracciones de parto que nos empujan desde atrás, sino debido a la fuerza exterior que tira de nosotros hacia afuera. En este caso, el proceso de nacimiento será bastante fácil, con las “aguas”, con la propiedad de misericordia. Para eso, necesitamos apoyo externo que debe ser proporcionado por el grupo, el cual convoca a la fuerza externa. Está dicho:”el hombre debe ayudar a su prójimo”. El grupo pide tirar de nosotros fuera de este oscuro mundo hacia la brillante luz; esta nos ayudará a elevar nuestra percepción de la realidad hasta el siguiente nivel, para que ya no esté limitada por nuestros cinco sentidos; sino al contrario, para que comencemos a ver todo a nuestro alrededor en la Luz Reflejada sin absorber nada dentro de nosotros, sino dirigiéndonos hacia el exterior. Por lo tanto, los términos “otorgamiento”, “amor” y “misericordia”, todos ellos, en realidad, están hablando de percepción de la realidad en una cualidad diferente, en intercambiar los deseos propios con los deseos del amigo. Si uno se las arregla para transferir la preocupación principal por uno mismo, hacia su grupo de amigos, es como si uno fuera sacado del vientre, fuera de este mundo y más allá de este plano material hacia el mundo exterior. En este caso, nuestros esfuerzos detonan la respuesta de la fuerza superior, que nos ayuda a pasar por esto y a nacer. Este es el primer paso por el que tenemos que pasar; es extremadamente difícil. Similar a lo que sucede en nuestro mundo, donde a pesar de todos los esfuerzos para facilitar el proceso de nacimiento, para hacerlo fácil y seguro, siempre parece ser un milagro similar al “milagro de la salida de Egipto”. En esta etapa de desarrollo yace algo nuevo y extraordinario, aun más cuando se trata del nacimiento espiritual.
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