Hay dos sistemas: el externo y el interno. Para simplificarlo, podemos definir el sistema exterior como el “Creador” y el interior, es decir nosotros, como “la creación”. El Creador actúa sobre nosotros y nosotros nos desarrollamos bajo la presión de varios factores. Sin embargo, después viene el momento en que tenemos que reaccionar con respuestas que le demuestren al Creador que queremos avanzar. Y aquí es donde ocurre el problema. Hoy tenemos que demostrar nuestra madurez y el deseo de unirnos al Creador. Nuestra “infancia” ha terminado. En realidad, la infancia terminó en el siglo 15, en los tiempos del Arí. Desde entonces se requiere que reaccionemos como adultos, de una manera especial, a los factores que nos influyen. Tenemos que empezar a crecer de forma independiente hasta que la esfera interna se expanda en su escala y propiedades al tamaño de la esfera exterior. No obstante, estamos atrasados con respecto al calendario.

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