Baal HaSulam, Shamati,
artículo 209: “Tres condiciones en una plegaria”: Existen tres condiciones en
una plegaria: Creer que Él
puede salvarle aunque uno se encuentre en la situación más crítica entre todos
sus coetáneos. Pues, aun así, “¿Acaso la mano del Señor es demasiado corta” para
salvarle? De ser así, entonces “el Señor no puede salvar Sus
vasijas”.
1.-Creer que Él puede salvarle aunque uno se encuentre en la
situación más crítica entre todos sus coetáneos. Pues, aun así, “¿Acaso la mano
del Señor es demasiado corta” para salvarle? De ser así, entonces “el Señor no
puede salvar Sus vasijas”.
2.-Uno ya no ve otra solución, pues ya ha probado todo lo
que estaba en su poder y aun así no encontró la cura para su difícil
situación.
3.-Si Él no le ayuda, estaría mejor muerto que vivo.
Esas tres condiciones contienen muchas otras condiciones que la persona tiene que reunir en
su interior para llegar a una verdadera
plegaria, a un clamor. El clamor es el deseo en el corazón. Este nace en el
momento en que nosotros alcanzamos un deseo adaptado a la revelación del mundo
espiritual, a la revelación del atributo de otorgamiento, en el momento en que
estemos listos para ello, aun cuando estemos de este lado del Majsom (barrera), lo cual significa que esperamos obtener
algo de este descubrimiento. Esta aun no es una
petición pura y no puede ser pura ya que existe la ruptura entre los niveles. Nosotros siempre
operaremos en Lo Lishmá (no por Su nombre), por nosotros mismos, y de
ahí llegamos a Lishmá (por Su nombre), otorgamiento. Se nos dice: “Trabajé y hallé”. Pero aun así,
nuestro deseo tiene que estar adaptado al nivel que estamos a punto de alcanzar. Es imposible elevarse a este, sin cumplir con las tres condiciones. Supongamos que yo
cumplo con dos condiciones y entiendo que he hecho todo lo que estaba en mi
poder, pero no hay salvación ¿Cómo puedo determinar que he hecho todo lo que
estaba en mi poder? Incluso si de pronto decido que es así, es sólo por un breve
momento y después en el siguiente momento ya comienzo a buscar algo más que yo
pueda hacer. Después de todo, ¿Cómo puedo estar seguro de que lo intenté
todo?. Entonces está la
tercera condición: “mejor estar muerto que vivo”. La persona llega a la
impotencia absoluta y no puede seguir así. Entonces la tercera condición parece
incrementar la segunda condición al llevar a la persona a un nivel tan extremo
que no puede esperar más para revisar y ver qué más puede hacer, sino que clama
con una plegaria. Si yo no obtengo lo
que quiero, entonces estoy mejor muerto que vivo. Entonces la segunda condición
me ayuda, ya que operamos en dos sistemas: la mente y el corazón. Entonces
siempre puedo decir en la mente que no hice lo suficiente en el corazón.
Emocionalmente siempre puedo admitir que no he alcanzado en la mente el examen
ni la clarificación necesarios de mis sensaciones. Entonces,
eventualmente, todas las condiciones sumadas resultan en esas tres condiciones,
las cuales se suman en una condición: una plegaria, la elevación del
MAN
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