Rav: Este es un proceso muy
natural. El punto es que las mujeres tienen una técnica totalmente diferente
para conectarse entre ellas. Ellas pueden unirse para apoyar a los hombres en
general, pero es sólo apoyo, no incorporación. Esto significa que el ego y el trabajo de
ellas son totalmente diferentes a los del grupo de hombres. El trabajo de los
hombres en el ego es directo, y yo diría que de cierta manera es ingenuo e
infantil. Para las mujeres es mucho
más difícil, es como si se doblaran internamente varias veces. Sus relatos
egoístas son mucho más complicados que los de los hombres. Es muy difícil que
ellas se incorporen entre ellas. Siempre quedan motivos personales; esta es la
naturaleza de la mujer. De ninguna manera ésta es peor o mejor que la de los
hombres, ya que estamos hablando de la naturaleza y no hay nada bueno o malo en
ella. Se trata simplemente de la naturaleza y ésta es diferente en las
mujeres. Yo no puedo imaginar cómo un grupo de hombres y
mujeres sin preparación pueda empezar a trabajar en la superación de los
impulsos egoístas interpersonales con el fin de conectarse mutuamente en un
deseo. Desde el campo de la naturaleza humana, yo puedo
decir que si preparamos un grupo separado de hombres, les daremos a las mujeres
la oportunidad de verlos y sobre esa base seremos capaces de trabajar con las
mujeres. Entonces veremos cómo están moldeadas como ayuda idónea para el grupo
de hombres, para rodearlos. La actitud de la mujer hacia el hombre se
expresará como una actitud hacia los niños que necesitan ayuda y que deben ser
empujados, rodeados y atendidos para que puedan hacer su trabajo. Como una madre
le ayuda a su hijo mostrándole todo, él crece y se convierte en un hombre, lo
mismo ocurre aquí. Así que las mujeres no están incluidas en el
grupo de hombres, pero hacen un trasfondo positivo gracias al cual los hombres
tienen un apoyo mental fuerte, sin el cual no pueden trabajar.
Al mismo tiempo, el grupo de hombres necesita
sentir que ellos son responsables por la humanidad, por la familia o por la
sociedad en la que existen los dos sexos, por no hablar de las demás
clasificaciones de la sociedad. El grupo de hombres estudia y el grupo de
mujeres ayuda al grupo de hombres al apoyarlos a ellos y entender sus objetivos.
Ellas comprenden, pero no pueden ser totalmente incorporadas en él de manera
emocional. Las mujeres no pueden estar incorporadas entre
ellos como los están los hombres. Su naturaleza no les permite hacerlo. Ellas
tienen un papel totalmente diferente. Así que debe haber dos grupos para que se
entiendan, cooperen y se ayuden uno al otro, para que cada grupo sienta el gran
papel sin el cual el otro grupo no puede hacer nada. Estos son opuestos en sus
atributos pero están conectados a la meta. Es decir, la meta se logra en
conjunto.
Imaginen la meta como el nacimiento de un niño
para el cual deben existir dos: un hombre y una mujer que en su conjunto,
exactamente en la cooperación, en la conexión, en el otorgamiento mutuo y en el
amor mutuo, dan a luz a este nuevo atributo, al nuevo nivel. Así, tienen que
cooperar las partes masculina y femenina en el grupo. Al separar a los hombres y a las mujeres nos
deshacemos de muchos problemas, puesto que en un grupo mixto siempre existen
diversas atracciones entre las personas que estropean el trasfondo general. De repente, se presentan atracciones hormonales,
sexuales y la gente piensa que se han encontrado uno al otro. Las mujeres
sienten que por fin han encontrado un hombre que las comprenda, mientras que
todos los demás, incluidos los esposos de ellas, no las comprenden. Esto
significa que existen tales fantasías que no tienen nada que ver con la vida
real, puesto que nosotros ascendemos por encima de la vida y construimos nuestra
unidad por encima de ella.
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