Uno no debe huir del grupo. Quien quiera que deje de venir al grupo
durante un descenso, lastima a todo el grupo. Los otros simplemente
tienen que cargarlo en una camilla. Los amigos tienen que ser muy
sensibles a lo que está ocurriendo en el grupo. Si no prestan atención
al hecho de que sus amigos están cayendo y que no vienen a la lección,
esta es una señal de que no son los suficientemente serios y que son
carentes del espíritu correcto para realizar un ataque.
Si sentimos que cada día es el día del
ataque, como en el frente, entonces entenderemos que no podemos ganar si
perdemos aunque sea un amigo. Un amigo que cae en la batalla interrumpe
todo el ejército y destruye las líneas, pero nosotros no somos
conscientes de aquello e incluso los amigos que caen no son conscientes
del daño que causan a los demás amigos. Esto significa que no estamos
trabajando en la conexión entre nosotros y estamos haciendo que nuestro
proceso sea más lento. Nosotros realizamos muchas acciones,
pero todas estas deben estar enfocadas en nuestro sentido de unidad
entre nosotros, que están en el centro de todos nuestros esfuerzos y de
nuestra recompensa. El centro está enfocado en la revelación del
Creador y al final de la corrección, todo está concentrado en el punto
de nuestra conexión.
Sólo si miramos dentro de este punto
central del conexión en el grupo, descubriremos el odio mutuo, el
rechazo, la separación, luego también la conexión, la unidad y la
revelación del Creador. Este es el mismo punto que debemos alcanzar
constantemente, al que debemos dirigirnos y el único punto en el que
debemos enfocarnos. Pero en vez de esto cada uno mira dentro de su
propio bolsillo.
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