Nuevos cuerpos, Partzufim espirituales, que en realidad nosotros damos a luz para que aparezcan. Este nacimiento es sólo posible gracias a la Luz superior, por supuesto, pero ocurre en respuesta a nuestra deficiencia.
Cada vez que queremos adherirnos al superior, nosotros obligamos a que el nivel inferior se adhiera al AHP del superior y le de nacimiento a una nueva forma, a un Partzuf común, para el nivel superior e inferior. Este Partzuf es llamado Neshama
y en realidad nosotros somos quienes lo damos a luz. La materia de la
creación existe, pero nosotros le añadimos a ella nuestra demanda,
nuestra deficiencia. La acción se lleva a cabo desde arriba,
la deficiencia de la acción proviene de abajo y como un resultado,
nace una nueva entidad que no existía previamente. Sólo hay una cosa en
esta nueva entidad, el deseo del inferior de adherirse con más fuerza al
superior, cada vez un poco más y luego otro poco. Esto es llamado
“muchas centavos suman una gran cuenta”. Esta renovación no se deriva de la escalera espiritual que desciende desde arriba ni de los Partzufim
ordinarios, sino de nuestro despertar, que lleva cada vez hacia la
plenitud, es decir, hacia la adhesión, la absorción y la incorporación
mutua.
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