Nosotros tenemos el honor de llevar a cabo tal difusión a las grandes masas que nos encontramos en la necesidad de establecer contacto con el Creador, sintiendo nuestra dependencia de Él. El mundo
entero se siente dependiente de algo que no está claro. Cada día hay una
creciente sensación de impotencia e incertidumbre de lo que sucederá
mañana. Pero nosotros hemos elegido el desarrollo espiritual como meta
de nuestra vida y merecemos la oportunidad de realizar acciones
materiales hacia este. Este trabajo nos lleva a una conclusión acerca de
nuestra propia impotencia en relación a la meta. Entendemos
que necesitamos al Creador, Su ayuda. Nos falta la motivación, la
importancia de la meta, la persistencia, la estabilidad en el progreso
hacia ella, preguntarnos por qué hacemos esto y quién lo necesita.
Todo esto nos obliga a buscar la conexión con el Creador, a pedirle
ayuda, y a conectar todo nuestro éxito con Él. Cuantos más esfuerzos
que hacemos, más valiosa se vuelve la meta en la que hemos invertido y
más necesitamos al Creador. Aquel que no quiere invertir mucho
esfuerzo, no aprecia mucho la meta, y por lo tanto no necesita mucho al
Creador. Resulta que la contribución física a la difusión, al trabajo
con el público, es el medio que nos acerca al Creador porque debido a
ello, sentimos cada vez más nuestra dependencia de Él. Nosotros podemos desarrollar esta sensación de dependencia de la fuerza superior en los talleres
que hacemos en el grupo. Si somos perezosos en esto, el Creador tiene
que añadir un poco de problemas, sufrimientos. De repente, hay
enemigos, personas que desean el mal y nos sentiremos más dependientes
del Creador. Es aquí
donde yace el corte entre el camino del sufrimiento y el camino de la
Luz. Si tratamos de aferrarnos al Creador cuando la vida es buena,
avanzamos por el camino de la Luz. Si se nos olvidamos, somos un poco
perezosos, entonces inmediatamente vemos cómo nos volvemos menos
exitosos y tenemos cada vez más enemigos. El Creador nos corrige de esta
forma, como si estuviera apuntando un misil contra el objetivo,
corrigiendo su trayectoria a derecha e izquierda y devolviéndolo al
camino correcto. Por lo tanto, tenemos que seguir adelante a fin de
alcanzar la meta. Todo el proceso se revelará en este trabajo. Es bueno
que cada vez que llegamos a una empresa, cárcel, escuela, a organizar
conferencias, talleres, mesas redondas, nos sintamos cansados y
carentes de toda fuerza, sin ninguna motivación. ¡Entonces tenemos la
necesidad de volvernos hacia el Creador una vez más! De esta manera,
somos renovados constantemente. Esto nos obliga a ser renovados. Aquellos que no lo hacen, no sienten la necesidad de recurrir al
Creador; no hay razón para ello. Así elevamos una oración para pedir ayuda, MAN,
porque vemos que el Creador debe estar al comienzo de todas nuestras
acciones. Sólo a fin de complacerlo a Él, voy de cada misión. En cada
acción yo debo verme realizando esta misión y a las personas que conozco
como representantes del Creador. El Creador las envió a mí para que a
través del contacto con estas personas, yo revele al Creador en la
práctica, entre nosotros, en la conexión de las vasijas rotas. Al final,
tenemos que llegar al estado en el que cancelamos nuestro ego; éste
permanece abajo y nosotros nos conectamos por encima de él, como se nos
ha dicho: “El amor cubre todas las transgresiones”. Alcanzamos el amor
por el Creador a través del amor por los seres creados; uno de ellos es
la luz y el otro es la vasija. Así avanzaremos. Se nos
dice: “Aquel que se sienta en su casa no es como el que está parado ante
el Rey”. Si nosotros estamos dispuestos a salir de nuestra casa y a
estar parados ante el rey, entonces salgamos a difundir. Así, cada
segundo tenemos la oportunidad de ponernos en contacto con el Creador, y
la necesidad de este contacto, porque de lo contrario no podemos hacer
ningún esfuerzo.
Sólo
tenemos que entender que nuestra debilidad es un ángel especial que
quita nuestro poder para obligarnos a volvernos hacia el Creador. No hay
descuido; todas ellas son fuerzas especiales que trabajan
específicamente con nosotros. Nada sucede por casualidad, como si nada.
¡No existe la casualidad!
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