El pueblo judío atravesó cuatro
exilios, los cuales formulan el desarrollo gradual del deseo de recibir
de toda la materia de la creación: Yud, Hey, Vav, Hey. Todos los fenómenos naturales se desarrollan de acuerdo a esta fórmula. El primer exilio no fue sentido como un
exilio, es decir que las personas no se sentían esclavas en el período
de esclavitud, puesto que el deseo de recibir era muy pequeño y si la
persona lo satisfacía de alguna manera, se sentía bien. Entonces todos
aceptaron eso. Cuanto más continuaba desarrollándose el
deseo de recibir, necesitaba cada vez una mayor independencia, una
participación más independiente en la vida, en el desarrollo y en la
comunicación, hasta que la naturaleza, según su fórmula, transformó al
mundo entero en una conexión absolutamente integral. Y nosotros los
humanos todavía no estamos en una conexión integral, estamos retrasados
con respecto a las condiciones de la naturaleza, que quiere que nos
desarrollemos hasta un estado de conexión general. Un bebé que ha nacido no se comunica con
su entorno ni tiene algún grupo, tendencia social, o humana, pero
cuanto más madura, empieza a sentir que necesita una familia y una
sociedad y que no puede vivir sin ellos. Entonces, también nosotros
tenemos que alcanzar un estado de conexión entre nosotros. Así que el
comienzo de nuestro avance es la comprensión gradual de que estamos
dentro de nuestra naturaleza egoísta original, en el exilio de nuestro
estado superior, de un nivel más elevado. En la naturaleza hay cuatro etapas de
desarrollo: inanimado, vegetativo, animado y hablante. Ahora estamos
pasando gradualmente del estado animado al estado hablante. Este es el
siguiente nivel que todavía no hemos alcanzado. Mientras tanto, el
desarrollo humano aún está en el nivel animado, porque ésta se preocupa
únicamente por la existencia, la alimentación, la crianza de los hijos, y
así sucesivamente. Todo esto lo hace de una manera muy poco atractiva
debido a que la persona no es un animal que se desarrolle por instinto
de acuerdo a las equilibradas leyes de la naturaleza. Las cuatro etapas de ascenso por los
peldaños de la escalera son obligatorias y la transición desde el
estado anterior al estado siguiente se implementa de acuerdo a las diez Sefirot, las cuales no sentimos, o de acuerdo a las cuatro letras del nombre del Creador, Yud, Hey, Vav, Hey,
que incluyen toda la naturaleza. Así que el pasaje entre los niveles y
entre cada uno de los niveles debe atravesar cuatro niveles de
desarrollo (sin importar cuán pequeños sean). En la naturaleza existen cuatro estados
de avance. El primer estado es la salida del estado del nivel animado al
nivel del hombre, en el que ya es el avance hacia la solidaridad, la
conexión, la característica de otorgamiento y amor, pero mientras tanto
en un estado embrionario. Esto sucedió en los días de Babilonia,
cuando Abraham tomó a 5.000 personas de allí y organizó con ellas un
grupo que podría llamarse el primer grupo comunista o cabalístico. Esta
era una hermandad espiritual en la que todos participaban de acuerdo al
principio de igualdad y preocupación no sólo por ellos mismos sino por
los demás. Abraham unió a todos los que estaban interesados en vivir
de acuerdo a este principio y sacó de Babilonia a todos los que estaban
listos para ir hacia este ideal. Las tres etapas de desarrollo de la
sociedad cabalística son llamadas simbólicamente los Patriarcas:
Abraham, Isaac y Jacob, o la línea derecha, la línea izquierda y la
línea media. El progreso continuado dependía del desarrollo adicional
que se hizo posible sólo a condición del descubrimiento de un ego mayor,
de su corrección y de que se elevaran por encima de él. Entonces Abraham se preguntó cómo sería
posible alcanzar la característica de otorgamiento y amor absolutos.
Investigó y descubrió que esto requiere del desarrollo constante del
ego, sobre el que se elevó su pequeña nación. Así que la siguiente etapa de desarrollo
requería del crecimiento del ego en el grupo de Abraham, del
descubrimiento del segundo nivel del ego (el primero fue descubierto en
Babilonia) del que se elevaran por encima de él. Pero no se trataba sólo de elevarse por
encima de él; sino más bien de pasar por un proceso de desarrollo del
ego en el que todos reciben la comprensión, todos se adentran en él y
comienza a trabajar con él. Entonces empiezan a despertarse y a surgir
en las personas diversos impulsos egoístas que las empujan, influyen en
ellas y las dominan. Pero las personas que tratan de elevarse por encima
de su ego, actúan de acuerdo al método de Abraham basadas, siempre que
sea posible, en la preocupación mutua, y no para ellas mismas. La Torá habla de los estados que
atravesó el pueblo de Israel en Egipto. En un principio ellos lucharon
entre sí, lucharon juntos contra su ego y después de eso, contra
Faraón, que simbolizaba su nuevo ego que siempre descubrieron en las
relaciones entre ellos. El pueblo judío estuvo en Egipto durante 210
años (un período simbólico). De la misma forma, hay cuatro fases de la
Luz Directa, que son la fuente del nombre de cuatro letras del Creador,
la fórmula que incluye cuatro componentes que se desarrollan
gradualmente, de tal manera que también los egipcios, o el ego que se
reveló entonces en el pueblo, incluyen cuatro niveles. Así que se dice
que el tiempo del exilio de Egipto fue de 400 años. Sin embargo, de
hecho, se prolongó durante sólo 210 años y los 190 años restantes se
dividieron entre el resto de los exilios. Los nombres en la Torá: “Egipto”, “Monte
Sinaí”, “El desierto de Sinaí”, y “la tierra de Israel”, simbolizan los
estados internos en las personas. Estos no nos hablan de la geografía,
sino de cambios internos que se producen dentro de la persona. Cuando el
ego creció, era cada vez más difícil para las personas permanecer en el
nivel de amor, fraternidad y de “amarás a tu prójimo como a ti mismo”;
cayeron, fueron elevadas, cayeron y se levantaron en la conexión entre
ellas, hasta que comprendieron que tenían que separarse del ego que
creció hasta unas dimensiones inmensas. En la Torá esto se describe como
las diez plagas de Egipto. Esto significa que el ego se expandió
tanto que era imposible permanecer en él y trabajar con él. Era
necesario empezar a descubrirlo gradualmente en nosotros, salir de él y
así elevarnos. Pero era imposible superar esta montaña de una sola vez,
solo podía hacerse de forma gradual, descubriendo el ego únicamente
según el grado en el que era posible utilizarlo, elevarse por encima de
él y así trascenderlo. A pesar de descubrirse constantemente en
la persona las características negativas, ella no tiene miedo de estas,
porque entiende que gracias a ellas se elevará, si las utiliza
correctamente, porque este es su ascenso espiritual. Esta es exactamente la forma en la que
el grupo de Abraham se separó de su ego, llamado Egipto y comenzó a
trabajar en sí mismo. Cuando se elevaron por encima del ego, comenzaron a
organizar entre ellos actitudes de ayuda mutua, al menos intentaron no
hacerles daño a los demás, porque previamente ya estaban listos para
aniquilarse entre sí. Así de grande era el odio que se descubrió entre
ellos. El símbolo de este odio es el Monte Sinaí. Podemos llamar con el
nombre del desierto del Sinaí a los estados por los que pasó el pueblo
de Israel, porque el trabajo en aras del otorgamiento no trae ningún
llenado para el ego, porque ellos no sienten ningún gusto en éste. Esa
es la forma en que trabajaron en sí mismos durante cuarenta años, hasta
que se elevaron al nivel de Bina. Cuarenta años en el desierto buscaron incesantemente su característica de Bina (otorgamiento) dentro del ego que se elevaba continuamente. Después de que las personas atravesaron
todos los niveles y como resultado de esto, todos los utensilios que se
llevaron con ellos de Egipto (las vasijas de oro y plata y las joyas),
es decir, todas las características egoístas en ellos, murieron (murió
la generación de los que salieron de Egipto), ellos tuvieron la
oportunidad de alcanzar el siguiente nivel llamado la “Tierra de
Israel”, un deseo dirigido sólo hacia el otorgamiento y amor. Tierra (Eretz) es el deseo (Ratzón), e Israel (Yashar El,
directo al Creador). El Creador es la fuerza de otorgamiento y amor,
que es el poder esencial en la naturaleza y todo lo demás son sus
partes. El programa según el cual actúa este poder, está destinado a
transformar a la persona para llevarla a la independencia, en la cual
ella quiere estar solo en un estado de otorgamiento y amor. El grupo de personas que entraron en la
tierra de Israel peleaba por ésta, porque estaba habitada por “otros
pueblos”, es decir diversas molestias que descubrieron en su carácter
por encima del cual tenían que ascender. Esto se conoce como la
“conquista de la tierra”, la conquista de la tierra de Israel. Entonces
ellos alcanzaron un estado en el que, a partir de todos los deseos que
descubrieron entre ellos, crearon una vasija compartida de amor
otorgamiento mutuo y en la que descubrieron el poder superior, al
Creador y se elevaron a Su nivel. Este es el estado perfeccionado. Pero
en el momento en que alcanzaron este estado, comenzó a descubrirse en
ellos un mayor ego colectivo en el siguiente nivel. Esto se debe a que
después de salir de Babilonia se llevaron con ellos todo el enorme ego
que en realidad no les pertenecía (a la característica de otorgamiento y
amor), sino que le pertenecía a toda la humanidad. Como escribe Rambam, cuando las 5.000
personas que salieron de Babilonia llegaron a la tierra de Israel, ya
eran tres millones de personas, en un momento en el que había millones
de personas en todo el mundo. Esto nos habla de una situación que
existió hace 2700 años. Pero esta pequeña nación construyó un
“supuesto” Templo, es decir que construyeron una condición en la que el
Creador, la fuerza de otorgamiento, amor, se reveló entre ellos, existieron de esta forma y se encontraban en la espiritualidad. Después de esto, se creó un nuevo nivel
más interno, que no les pertenecía, el corazón de piedra, que en ese
momento no podían corregir. Este nivel le pertenecía al mundo entero. El
pueblo de Israel no tuvo éxito en aferrarse a la posición del nivel de
otorgamiento, amor, comenzó a desmoronarse y cayó de su elevado nivel
de conexión mutua, del nivel de equivalencia de forma con el Creador a
una condición de separación llamada el segundo exilio, el exilio de
Persia y de Madián. Esto no lo menciona la Torá, sino los Profetas, el
Libro de Esther y fuentes adicionales.
El pueblo de Israel estuvo en este
exilio durante 70 años. 7 o 4 y 400 o 70 son unidades simbólicas de
ascenso o descenso expresadas en diferencias en cuanto al tiempo. Todo
funciona de acuerdo a la fórmula original, porque la creación del deseo
(el ego) ocurrió de acuerdo a las cuatro fases de la Luz Directa, bajo
la influencia de la Luz Superior (la característica de otorgamiento y
amor). A partir de aquí esta fórmula se extendió sobre todo.
Un descenso a un nivel tan bajo era
peligroso para el pueblo de Israel, en el que ellos eran propensos a
olvidar por completo en qué nivel se encontraban previamente y qué
sucedió con ellos. Había peligro de que llegaran a ser como el resto de
los pueblos, pero al mismo tiempo ocurrió un despertar espontáneo. En el
mapa mundial apareció el malvado líder Hamán, que como Faraón, despertó
en ellos la conciencia de su situación. Hicieron un muy buen trabajo
entre ellos, se vieron obligados a elevarse por encima del nivel de
Hamán, a matarlo (su ego), y de esta manera se elevaron a un nivel
superior llamado el nivel del segundo Templo.
Este nivel fue inferior al nivel del
primer templo, porque el otorgamiento y amor aquí no eran como en el
nivel del primer Templo. Si el primer Templo existió en el nivel de “y
amarás a tu prójimo como a ti mismo”, entonces el segundo Templo
descendió al nivel de: “No hagas a tu amigo lo que es odioso para ti”.
Específicamente se trata de la conexión entre las personas, lo cual es
llamado el Templo y esto no nos habla de las paredes de piedra que ellos
levantaron en Jerusalén.
El pueblo de Israel continuó trabajando
en sí mismo, tratando de hacer todo lo posible para permanecer al menos
en ese nivel, pero el ego creció porque el ego de la humanidad no había
sido corregido.
Mientras tanto, la humanidad se
desarrolló de manera egoísta y esto influyó en el pueblo judío de tal
forma que ellos no lograran aferrarse al nivel de ayuda mutua;
atravesaron luchas internas entre ellos, que se materializaron en
nuestro mundo en forma de guerras contra los romanos y los griegos.
Así fue como ocurrió la caída del pueblo
bajo la influencia de los deseos egoístas internos, de los “griegos” y
los “romanos”. Los deseos de los “griegos” recibieron expresión
ideológica, y los deseos de los “romanos” se realizaron en acción. Esto
nos habla sólo de los estados internos del grupo de Abraham.
Al final, la nación cayó del nivel del
segundo Templo, “No hagas a tu amigo lo que es odioso para ti”, en la
desconexión absoluta, desde el nivel de la cooperación al nivel de la
gente común. Esto significa que las personas no cayeron en la cautividad
de los egipcios o de los babilonios, sino en el cautiverio de un
público más amplio que estaba completamente desacoplado de todos los
niveles espirituales.
Los tiempos difíciles del tercer exilio
del pueblo judío llegaron, lo cual se caracterizó por la separación
absoluta del estado espiritual. Pero la separación del estado espiritual
fue gradual y continuada durante muchos años y terminó en el siglo 16,
en los días del Ari o un poco antes de él. En ese entonces comenzó a
desarrollarse un método para la salida del exilio espiritual llamado
Cabalá. Este también existió previamente, porque los estudiantes de
Abraham lo aclararon, lo completaron, y lo documentaron. Ellos eran
grandes ideólogos. Pero a pesar de los muchos libros que fueron llamados
libros sagrados de los judíos, al mundo le faltaba un método preciso
que le enseñara a la persona cómo salir del estado del ego, porque en
ese tiempo, el ego todavía no había sido descubierto; éste comenzó a
descubrirse a partir del momento del Ari.
El Ari era un gran cabalista que sentó
las bases para el método de corrección. Después de él, aparecieron
cabalistas como el Baal Shem Tov, el Maguid de Mezritch, y muchos otros
líderes espirituales que describieron el mismo método en varios estilos y
trabajaron con la gente en los distintos niveles teóricos y prácticos.
Pero el desarrollo de este método, que
comenzó entre los siglos 15 y 16 y continúa hasta nuestros días, se
detuvo en nuestros días. El último de los grandes maestros espirituales
fue mi maestro, Rabash. Él y su padre Baal HaSulam
fundamentaron y desarrollaron el método de corrección actual. Y nosotros
los seguimos con la ayuda del método que ellos han desarrollado;
esperamos salir del último exilio espiritual en el que se encuentra toda
la humanidad.
Se trata de un exilio único, porque los
descendientes del grupo de Abraham fueron dispersados a través de toda
la humanidad; perdieron toda la experiencia que habían ganado a nivel
moral, espiritual e ideológico.
Parte de este grupo cambió todo el
método, es decir que ellos se encargaron de la práctica mecánica, sin
pensar que tenían que integrarse con su interior a través de su deseo
incondicional. Este es el problema fundamental en cuanto a salir del
último exilio.
Ahora estamos en un estado de aclaración
de todas las condiciones a fin de elevarnos al último nivel de
desarrollo, dado que después de salir de Babilonia, Egipto y Persia, ha
llegado el momento para salir de la situación de crisis global actual en
la que ha sido arrojada la humanidad.
Hoy en día, las plagas mundiales
modernas están comenzando a descubrirse en la humanidad. Ellas aún no se
han revelado completamente, pero ya comenzamos a reconocerlas poco a
poco y a sentir que se aproximan. Se acerca la amenaza de un tsunami,
los desastres naturales, las guerras y trastornos de orden público. Las
están empezando a entender que a través de acciones estúpidas y
egoístas, de barbarie, han abierto una Caja de Pandora terrible.
Así que debemos activar este método.
Estoy feliz de que ser parte de esta actividad y de poder explicarla,
contarla, y revelarle a la gente la situación en que nos encontramos, en
qué clase de mundo vivimos, qué nos espera, cuáles son las
posibilidades a nuestro alcance, y qué debemos hacer.
Estoy muy feliz de que nosotros nos
encontremos en una situación en la que realmente podamos descubrir el
método por nosotros mismos, como en un laboratorio, y después de eso
llevarlo al mundo entero y para mostrarle cómo trabajamos activamente
con él. Nos corresponde ser un ejemplo para toda la humanidad y
devolverla al estado de la energía superior, es decir, la característica
de otorgamiento y amor, en la mejor y más rápida manera posible.
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