Cuando el Ser Humano descubre la verdadera esencia del Creador y se comporta segun esa naturaleza, de otorgante o dador, ese acercamiento es tan intenso, que se da cuenta que no necesita de su religion, esta permanece solo como parte de su entorno cultural y social en este mundo.
Talmud Eser Sefirot, vol. 1, parte 1 “Histaklut Pnimit”, ítem 7: Nuestros sabios han dicho: “El Creador está destinado a legar a cada justo 310 mundos”…. Es como una persona que dice a su amigo, “Trabaja conmigo por un momento, y a cambio te daré todos los placeres y tesoros en el mundo, para el resto de tu vida”. No hay realmente un mayor regalo que este, puesto que la recompensa es absolutamente incomparable con el trabajo, ya que el trabajo es en este mundo, un mundo transitorio, sin valor, en comparación con la recompensa y el placer en el mundo eterno. Entonces, ¿hay o no recompensa después de la muerte? : ¿Después de cual muerte? Si el cuerpo animado muere, es enterrado. Pero si el deseo egoísta muere, entonces ese no es el final. Después de esto es necesario “revivir a los muertos”, el deseo muerto. En primer lugar, es necesario “enterrar” el deseo egoísta, leer la oración en conmemoración del mismo (Kadish), bendecir al Creador por el hecho de que mi egoísmo ha muerto. Yo digo: “¡Tú has matado mi deseo egoísta y Te estoy muy agradecido por eso! ¡Ahora continuemos trabajando. Revive a los muertos y dales la intención por el bien del otorgamiento!”
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