Las personas que existen en este mundo se relacionan con toda la realidad justo como se relacionan con el ambiente en el que viven, de manera similar a todos los seres vivientes. Aparte de eso, las personas pueden tener una relación adicional con su vida, que los animales no tienen. Si a una persona se le enseñó a creer en la fuerza superior, esta relación puede ser tanto buena como mala. Si eres bueno, la fuerza superior será buena contigo y si eres malo, será malvada contigo. Esta fuerza quiere que seas bueno y por lo tanto te envía retos. Te soborna con benevolencia si te portas bien. Entonces, vale la pena ser bueno. ¿Qué significa ser “bueno” a los ojos de la fuerza superior? Aquí, las personas han intentado varios sistemas hasta el punto de sacrificar a sus propios hijos y aniquilar infieles en guerras religiosas. A partir de su ego, las personas crearon para sí mismas todo tipo de relaciones con la fuerza superior. Baál HaSulám explica el origen de las religiones y creencias en su artículo “La paz”. En esencia, las religiones son un sistema para el desarrollo de los humanos, haciéndolos avanzar hacia la espiritualidad. Esas capas del deseo de disfrutar que no son capaces de aspirar al Creador avanzan con la ayuda de las religiones. Las personas sólo saben una cosa: Existe una fuerza superior, y estamos en un cierto sistema de relaciones con esta: Si soy bueno, es benevolente; si soy malo, es malvada. Entonces, el único problema es definir los deseos de esta fuerza superior. Cada religión tiene su propio punto de vista a este respecto, y cada una se considera la correcta. Y aquí está toda la diferencia entre religiones: cómo venerar a esta fuerza superior, cómo satisfacer sus deseos para poder vivir cómodamente en este mundo y en el mundo futuro. Parecen trabajar frente a esta fuerza superior como enfrente del señor, el rey: “¿Cómo podemos satisfacerlo para que Él esté complacido con nosotros?” Así, hay tres clases de personas:
1.-La personas completamente seculares con una actitud animal hacia la realidad
2.-Las personas religiosas que veneran la fuerza superior, tratando de encontrar la manera de agradarla.
3.-Los cabalistas
Los cabalistas dicen que esta fuerza superior, el Creador, no tiene relaciones personales contigo. Incluso si dices que no existe nadie más que Él, el bien que hace el bien, que es un poder que lo abarca todo. Todo depende de mí, y Él no tiene ninguna relación personal conmigo. Todo está determinado por la medida de mi transformación en la simple, constante, inamovible Luz existente, como está dicho: “Yo no cambio mi HaVaYaH”, “La ley fue dada y no puede ser transgredida”. Esto significa que el Creador no tiene ninguna relación personal conmigo, él no hace cálculos con respecto a mí, ¡nada! Yo sólo siento que Él lo hace. Pero percibo una computadora de la misma manera. Digamos, que estaba trabajando ayer en la computadora y me enojé en serio con ella, estaba listo para destrozarla con un martillo ¿Era su culpa? Es un artefacto de acero y plástico. Sin embargo, ya que yo trabajo con ella, transfiero mis cualidades personales hacia ella, pienso que su comportamiento es bueno o malo, y estoy airado con ella: “¡Mira lo que me ha hecho!” Similarmente, me enojo con un carro si algo le pasa. Esas son cosas fundamentales, inherentes a nuestra naturaleza. No es para nada gracioso. Nuestra creencia en el poder de la naturaleza, la cual me trata amablemente o de forma ruda, surge de aquí ¿Qué le decimos a un niño cuando se golpea con una mesa? “¡Golpéala tú también, te lastimó!” Y si no es una mesa, sino algo más abstracto, amplio y que lo abarca todo, hablamos de diferente manera, “Trátalo bien, y Él te tratará bien”. La fe comienza aquí. No entendemos aun que si no estamos en el punto de la verdad, no trabajamos con nada. Solamente trabajamos en contra de la ley de la naturaleza, como en “la ley fue dada y no puede ser transgredida”. El Creador no cambia. Ya sea bueno o malo, me afecta sólo a mí. No le hago bien o mal al Creador; yo no lo toco. Cuando digo que Él está feliz por mí o que lo entristecí, soy yo el que dice esto. Sólo percibo esto en mis sentidos. Si es así, ¿Qué o quién me hace cambiar? ¿Mi ego? Significa que hago esto sólo con el propósito de sentirme bien ¡Nada más me obliga! ¿O tal vez el entorno, amenazándome con un castigo, me fuerza a cambiar? Si esta es nuestra actitud hacia la realidad entera, perfecta, nadie puede forzarme a cambiar ¡Sólo puede suceder mediante la fe por encima de la razón! ¿Por qué existo en esta realidad falsa, rota? Quiero construir a partir de ello una actitud independiente hacia esa fuerza, “el bien que hace el bien”, la única existente ¿Qué significa una “actitud independiente”? Significa que me relaciono con esta fuerza sin ninguna meta personal, y esta no sabe, entiende, o siente nada de mí ¿En qué baso mi trabajo? “Él hace colgar la tierra sobre la nada”, lo cual es llamado “diez Sefirót Blima (ocultas)”. Gradualmente, llego a tal percepción de la realidad que ya no hago ningún cálculo personal, como lo hago ahora. Sólo quiero aprender de esta fuerza su propiedad, volverme similar a Él. Esta es mi recompensa. No necesito ningún resultado, ni para la fuerza, ni para mí mismo; sólo deseo llegar a ser como Él, como está dicho: “La recompensa por un mandamiento es conocer a Aquel que lo ordena”. Esos son conceptos muy sutiles que son imposibles de explicar. Una persona que no tiene el punto en el corazón nunca será impresionada o entenderá lo está oculto detrás de esto. “¿Para quién trabajo entonces?, si no hay nadie excepto yo, ¿quién recibirá mi trabajo, y como resultado, me tratará diferente?, significa que trabajo contra la pared, contra el vacío. Entonces, ¿qué significan esas palabras: “El libro está abierto, y la mano está escribiendo”, “sentenciarse a sí mismo y al mundo a una escala de mérito”? Todas esas palabras están destinadas a acercarnos a un ideal, el cual es llamado “fe por encima de la razón”. Ahí, no tienes ningún cálculo que puedas imaginar. No tienes a nadie a quién dirigirte. Puedes hacer cálculos sólo con el que tiene un deseo, fortaleza, y acción. “No existe nadie más que Él” y “el bien que hace el bien” implica que Él no actúa desde el otro lado. Hablamos de nuestras acciones: cambios de estados, reacciones, pero Él no tiene nada. Si es así, es como si Él no actuara. Él no parece vivir si Él no cambia. Así es como nos parece.
1.-La personas completamente seculares con una actitud animal hacia la realidad
2.-Las personas religiosas que veneran la fuerza superior, tratando de encontrar la manera de agradarla.
3.-Los cabalistas
Los cabalistas dicen que esta fuerza superior, el Creador, no tiene relaciones personales contigo. Incluso si dices que no existe nadie más que Él, el bien que hace el bien, que es un poder que lo abarca todo. Todo depende de mí, y Él no tiene ninguna relación personal conmigo. Todo está determinado por la medida de mi transformación en la simple, constante, inamovible Luz existente, como está dicho: “Yo no cambio mi HaVaYaH”, “La ley fue dada y no puede ser transgredida”. Esto significa que el Creador no tiene ninguna relación personal conmigo, él no hace cálculos con respecto a mí, ¡nada! Yo sólo siento que Él lo hace. Pero percibo una computadora de la misma manera. Digamos, que estaba trabajando ayer en la computadora y me enojé en serio con ella, estaba listo para destrozarla con un martillo ¿Era su culpa? Es un artefacto de acero y plástico. Sin embargo, ya que yo trabajo con ella, transfiero mis cualidades personales hacia ella, pienso que su comportamiento es bueno o malo, y estoy airado con ella: “¡Mira lo que me ha hecho!” Similarmente, me enojo con un carro si algo le pasa. Esas son cosas fundamentales, inherentes a nuestra naturaleza. No es para nada gracioso. Nuestra creencia en el poder de la naturaleza, la cual me trata amablemente o de forma ruda, surge de aquí ¿Qué le decimos a un niño cuando se golpea con una mesa? “¡Golpéala tú también, te lastimó!” Y si no es una mesa, sino algo más abstracto, amplio y que lo abarca todo, hablamos de diferente manera, “Trátalo bien, y Él te tratará bien”. La fe comienza aquí. No entendemos aun que si no estamos en el punto de la verdad, no trabajamos con nada. Solamente trabajamos en contra de la ley de la naturaleza, como en “la ley fue dada y no puede ser transgredida”. El Creador no cambia. Ya sea bueno o malo, me afecta sólo a mí. No le hago bien o mal al Creador; yo no lo toco. Cuando digo que Él está feliz por mí o que lo entristecí, soy yo el que dice esto. Sólo percibo esto en mis sentidos. Si es así, ¿Qué o quién me hace cambiar? ¿Mi ego? Significa que hago esto sólo con el propósito de sentirme bien ¡Nada más me obliga! ¿O tal vez el entorno, amenazándome con un castigo, me fuerza a cambiar? Si esta es nuestra actitud hacia la realidad entera, perfecta, nadie puede forzarme a cambiar ¡Sólo puede suceder mediante la fe por encima de la razón! ¿Por qué existo en esta realidad falsa, rota? Quiero construir a partir de ello una actitud independiente hacia esa fuerza, “el bien que hace el bien”, la única existente ¿Qué significa una “actitud independiente”? Significa que me relaciono con esta fuerza sin ninguna meta personal, y esta no sabe, entiende, o siente nada de mí ¿En qué baso mi trabajo? “Él hace colgar la tierra sobre la nada”, lo cual es llamado “diez Sefirót Blima (ocultas)”. Gradualmente, llego a tal percepción de la realidad que ya no hago ningún cálculo personal, como lo hago ahora. Sólo quiero aprender de esta fuerza su propiedad, volverme similar a Él. Esta es mi recompensa. No necesito ningún resultado, ni para la fuerza, ni para mí mismo; sólo deseo llegar a ser como Él, como está dicho: “La recompensa por un mandamiento es conocer a Aquel que lo ordena”. Esos son conceptos muy sutiles que son imposibles de explicar. Una persona que no tiene el punto en el corazón nunca será impresionada o entenderá lo está oculto detrás de esto. “¿Para quién trabajo entonces?, si no hay nadie excepto yo, ¿quién recibirá mi trabajo, y como resultado, me tratará diferente?, significa que trabajo contra la pared, contra el vacío. Entonces, ¿qué significan esas palabras: “El libro está abierto, y la mano está escribiendo”, “sentenciarse a sí mismo y al mundo a una escala de mérito”? Todas esas palabras están destinadas a acercarnos a un ideal, el cual es llamado “fe por encima de la razón”. Ahí, no tienes ningún cálculo que puedas imaginar. No tienes a nadie a quién dirigirte. Puedes hacer cálculos sólo con el que tiene un deseo, fortaleza, y acción. “No existe nadie más que Él” y “el bien que hace el bien” implica que Él no actúa desde el otro lado. Hablamos de nuestras acciones: cambios de estados, reacciones, pero Él no tiene nada. Si es así, es como si Él no actuara. Él no parece vivir si Él no cambia. Así es como nos parece.
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