
Rav: Ella se llevó la vida de libertad del vagabundo. El se sentaba en la calle a su antojo, sin preocuparse por la hora del día, sea ya de mañana, tarde o noche y no pensaba en lo que ha sido y lo que será. Él estaba por encima del tiempo y del espacio, por encima de todas las preocupaciones. La gente siempre va a tirar unas monedas en su bolsa o a darle algo de comer. Las personas sin hogar son una raza especial; ellos no quieren depender de nada ni de nadie. Esta es una sensación maravillosa: no me importa nada.
“¿Dónde vives?”
“En la tierra”.
“¿Tienes que llegar a alguna parto o hacer algo a tiempo?”
“No tengo ni siquiera un reloj. No me importa qué hora es”.
“¿Pero tal vez debas algo a alguien? O ¿alguien te debe algo? “
“Nada de eso”.
Y ahora échate un vistazo a ti mismo: Tú tienes un millón de cosas que hacer en la oficina y miles de circunstancias. La gente te está llamando, esperando cosas de ti y tu familia también reclama su parte. Simplemente tú no tienes ni idea de lo que es estar sin hogar. “Sin hogar” significa sin límites. Me gustaría que pudieran experimentar esa sensación descuidada al menos una vez en sus vidas. No es solo un fin de semana o unas vacaciones en las que estás agobiado por las preocupaciones. La persona sin hogar tiene todo ordenado, el no tiene preocupaciones en la cabeza y no tiene límites, es como si él ya estuviese flotando en las nubes del mundo por venir. Y ahora alguien viene y lo baja a la tierra, lo encierra dentro de cuatro paredes y le obliga a vivir por medio un horario: levántate, lavarte, afeitarte, lávate los dientes, vístete ¿Qué clase de vida es ésta? No entendemos a estas personas, sin embargo, viven en una sensación que los eleva por encima de la materia.
Pregunta: ¿Cómo podemos ayudar a estas personas?
Rav: Ayudar a alguien no significa complacerte a ti mismo, de la manera en la que la gente de Israel está tratando de cambiar las casas beduinas por apartamentos, pero ellos no quieren vivir entre cuatro paredes y terminan estableciendo sus tiendas de nuevo, al otro lado del barrio recién construido. Incluso si les das un apartamento de diez habitaciones, ellos no lo querrán ya que tienen sus propias ideas acerca de lo que es un hogar.Cuando ayudas a alguien, tienes que seguir su deseo antes que el tuyo.
Pregunta: ¿Así que no deberíamos ayudar a las personas que viven en estas condiciones?
Rav: No. La persona tiene todo lo que necesita y no necesita nada más. Si hubiera necesitado una vivienda, el lo habría arreglado. Pero él no la quiere. Para él, acondicionar “su rincón” ya es una restricción. Esto lo presiona. A él le gusta dormir en el lugar que aparezca y no preocuparse por el momento siguiente. Comparados con él, no entendemos qué es la libertad. Somos esclavos, mientras que él es un maestro.
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