Por nuestra naturaleza, cada uno de nosotros trata de usar a los demás al máximo, sin tomar en cuenta el bien común ¿Entonces cómo puede una persona corriente empezar a tomar en cuenta a los otros?
Rav: Esto sólo puede suceder con la ayuda de la Luz que Reforma. Olvidas que existe una fuerza que opera en la creación y que nos dirige. Somos marionetas. Dejo de ser una marioneta cuando le pido a la Luz que me cambie. No hago nada por mi cuenta. La Luz realiza acciones en las vasijas. Sin embargo, puedo influirla con mi deseo, con mi petición,”Cámbiame más, acelera mi desarrollo”. Esto es lo único que le puedo pedir. Si la atraigo, entonces avanzo mediante el camino de la aceleración y esta es mi única contribución personal posible. El desarrollo se despliega de una forma u otra. La única diferencia es la magnitud de los problemas y del sufrimiento. Puedo avanzar rápido, conscientemente, dándome cuenta de lo que sucede, mediante mi propio deseo, o lentamente, con “mucha sangre derramada”. Pero de una manera u otra, evoco la Luz que me cambia. Naturalmente, quiero usar al prójimo para mi propio beneficio y nunca querré unirme con él ¿Por qué querría? No tengo un botón oculto que pueda cambiar el deseo egoísta en altruista. Sin embargo, si uso el entorno y el estudio, si me persuado, si formo un “deseo sin un deseo”, “una plegaria antes de la plegaria”, entonces todas mis peticiones se acumulan y funcionan, incluso si no son sinceras y gradualmente de verdad comienzo a considerar la importancia de la cualidad de otorgamiento, amor y unificación. “Ahí hay algo que vale la pena, después de todo. No debo dejarlo pasar. Esto va a servirme”. Algunas veces lo quiero y algunas veces no. Más tarde el deseo ya no desaparece, pero es pequeño. Y eventualmente, desde los estados distantes, llego a un deseo firme, decisivo: “Lo quiero y eso es todo”. ¿Por qué? “Porque si”. ¿Qué obtendrás de ello?” “No puedo explicarlo”. “No entenderías de todas maneras” “¿Pero aun así?” “La Luz está trabajando en mí. Me ha cambiado y ahora quiero esto. La Luz me cambió porque recurrí a todo tipo de trucos y artificios. Hice todo lo que pude, realicé esfuerzos y encontré”. No debemos olvidar nunca este principio: Todo es hecho por la Luz y nosotros podemos despertarla. En esto consiste nuestro libre albedrío. No busques una oportunidad de cambiarte directamente y no te consumas con reproches por ser débil. Para lograr cambios internos, siempre debemos acudir a la Luz. Y eso significa elevar constantemente nuestra plegaria al superior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.