Recibir la Torá significa llegar a conocer al Creador quien se revela en nuestra conexión mutua. Los eventos que sucedieron en al Monte Sinaí indican las condiciones necesarias que deben realizarse: sentir un exilio del estado de conexión y unidad, la falta de sensación del Creador que está siendo revelado dentro de esta conexión según sea el grado de nuestro gemir por el trabajo.
Y todo esto sucede bajo los golpes del Faraón, por los que pasamos al tratar de conectarnos a pesar de todo el rechazo, hostilidad y odio que le da al egoísmo una oportunidad de escapar. Pero aun así, aspiramos a la conexión y estamos dispuestos a aceptarla en cualquier condición o forma con el fin de que suceda.
Entonces cruzamos el Mar Rojo y llegamos al Monte Sinaí, aun cuando nos falta mucho para acercarnos a ese estado. Y entonces nos reunimos en el Monte Sinaí (la montaña de odio); esto significa, que finalmente alcanzamos a unirnos alrededor de nuestro odio y aceptamos la condición de garantía mutua: volvernos un hombre con un corazón.
Bajo tal circunstancia, se revela en nosotros una fuerza de conexión. Resulta que para ganar este poder, es necesario pasar por varios estados al incrementar y clarificar nuestra demanda, lo que significa construir una vasija adecuada para la corrección, tanto en la mente como en el corazón.
Al darnos cuenta de que no necesitamos nada más que eso, recibiremos el método de corrección revelado y el poder que nos permita ir por encima de la razón. Con este poder podemos pelear en contra de nuestro egoísmo, que crece continuamente, pero ahora crece de forma consciente y bajo control. Es claro que estamos haciendo descubrimientos poco placenteros y revelando nueva maldad en la línea izquierda, pero después la corregimos en la línea derecha. Entonces gradualmente aprendemos cómo corregir nuestro egoísmo para finalmente entrar a la tierra de Israel.
El momento más importante en este trabajo viene después del júbilo y el ascenso logrado como resultado de una gran convención. Después de todo, ahí viene una nueva fase, que comienza con un endurecimiento del corazón, una nueva invitación al Faraón, quien se endureció incluso más. Y entonces, por encima de todo, es importante el compromiso de rebajarme a mí mismo y aceptar este proceso. Aun cuando todavía no sentimos que tales estados sean absolutamente necesarios para nosotros, debemos aceptarlos como inevitables, es decir confiar en que el más alto maestro nos lleva hacia adelante. Es el Creador quien endureció el corazón del Faraón y aquí necesitamos elevarnos a un cierto nivel de cancelación de nosotros mismos al aceptar este endurecimiento y trabajar con devoción. Es necesario aceptar el hecho de que no existe nadie más además de Él y esforzarnos por permanecer conectados, sin importar cuán difícil sea el estado que llegó. Y esos retos tan difíciles se nos entregan usualmente tras las grandes reuniones, después de la sensación general de inspiración y conexión. Pero debemos darnos cuenta que los estados difíciles que vienen después, son el momento para el trabajo real. Ahora se les da una oportunidad de tratar adecuadamente a la nueva naturaleza egoísta, una nueva Reshimó rota, con la cual deben trabajar. Pero la mente y el corazón lo olvidan, la persona se confunde pensando que todo lo que está sucediendo es la verdad y no un juego que viene de arriba. En eso, la opinión general del grupo y el apoyo mutuo deben venir al rescate. Aparte de la confusión y los sentimientos encontrados por los que todos pasan, la persona debe recibir un segundo punto de vista del grupo que esté más allá de esta confusión, para mostrar de dónde vienen este estado especial y todos los sentimientos encontrados. Vienen de una nueva Reshimó que deliberadamente nos revela el Creador para que la percibamos correctamente. Todo el desarrollo pasa por las etapas de HaVaYaH comenzando con el “ápice de la letra Yud“, que nos es completamente desconocida. Después pasa por el estado “Yud, Hey”, el desarrollo de arriba hacia abajo y después “Vav, Hey”, nuestras preparaciones, percepciones y reacciones desde abajo. Así, cuando se nos da un nuevo estado en las etapas de “Yud, Hey”, es importante aprender cómo aceptarlo adecuadamente. No todos son capaces de hacerlo aún. No debemos culparlos a ellos sino a la fuerza general del grupo que no proporcionó el suficiente apoyo, conocimiento y sensación de que todos esos estados se nos entregan para que avancemos.
El momento más importante en este trabajo viene después del júbilo y el ascenso logrado como resultado de una gran convención. Después de todo, ahí viene una nueva fase, que comienza con un endurecimiento del corazón, una nueva invitación al Faraón, quien se endureció incluso más. Y entonces, por encima de todo, es importante el compromiso de rebajarme a mí mismo y aceptar este proceso. Aun cuando todavía no sentimos que tales estados sean absolutamente necesarios para nosotros, debemos aceptarlos como inevitables, es decir confiar en que el más alto maestro nos lleva hacia adelante. Es el Creador quien endureció el corazón del Faraón y aquí necesitamos elevarnos a un cierto nivel de cancelación de nosotros mismos al aceptar este endurecimiento y trabajar con devoción. Es necesario aceptar el hecho de que no existe nadie más además de Él y esforzarnos por permanecer conectados, sin importar cuán difícil sea el estado que llegó. Y esos retos tan difíciles se nos entregan usualmente tras las grandes reuniones, después de la sensación general de inspiración y conexión. Pero debemos darnos cuenta que los estados difíciles que vienen después, son el momento para el trabajo real. Ahora se les da una oportunidad de tratar adecuadamente a la nueva naturaleza egoísta, una nueva Reshimó rota, con la cual deben trabajar. Pero la mente y el corazón lo olvidan, la persona se confunde pensando que todo lo que está sucediendo es la verdad y no un juego que viene de arriba. En eso, la opinión general del grupo y el apoyo mutuo deben venir al rescate. Aparte de la confusión y los sentimientos encontrados por los que todos pasan, la persona debe recibir un segundo punto de vista del grupo que esté más allá de esta confusión, para mostrar de dónde vienen este estado especial y todos los sentimientos encontrados. Vienen de una nueva Reshimó que deliberadamente nos revela el Creador para que la percibamos correctamente. Todo el desarrollo pasa por las etapas de HaVaYaH comenzando con el “ápice de la letra Yud“, que nos es completamente desconocida. Después pasa por el estado “Yud, Hey”, el desarrollo de arriba hacia abajo y después “Vav, Hey”, nuestras preparaciones, percepciones y reacciones desde abajo. Así, cuando se nos da un nuevo estado en las etapas de “Yud, Hey”, es importante aprender cómo aceptarlo adecuadamente. No todos son capaces de hacerlo aún. No debemos culparlos a ellos sino a la fuerza general del grupo que no proporcionó el suficiente apoyo, conocimiento y sensación de que todos esos estados se nos entregan para que avancemos.
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