En el tiempo transcurrido entre la convención de la Aravá y la Convención europea, los amigos en el grupo trabajaron muy duro y en su totalidad han experimentado muchos descensos. ¿Qué podemos hacer para que los amigos no “caigan”?

Sólo necesitamos una cosa para ayudar a que los amigos no “caigan”: fortalecer la conexión con el Creador;  los amigos de otros grupos deben recordarles esto. Cuando un grupo funciona correctamente, se convierte en un todo. Un individuo, sin embargo, no puede hacer nada. Así que, hay muchos grupos que tienen que ayudarse unos a otros. Sólo en la conexión entre ellos se revelará el Creador. Los grupos deben trabajar como un solo organismo, de la misma forma en que funciona un cuerpo. ¿Pueden los riñones, el corazón, los pulmones y otros órganos corporales estar sanos si no hay comunicación entre ellos? ¡Esto no puede suceder! También debe haber un órgano que maneje todas las actividades, al igual que en el cuerpo lo hace el cerebro (Cerebro).

 

Este maneja todos los grupos y ellos le dan “retroalimentación”. De esta manera hay una constante actividad cíclica mutua de todos los órganos. Si la actividad del cuerpo no está circulando, no hay equilibrio entre los órganos, y entonces el cuerpo está enfermo. Incluso si todos los órganos están sanos y sólo una parte está enferma, ésta llevará al desequilibrio de todo el cuerpo. Por lo tanto, debe existir una conexión mutua. Nosotros ya hemos llegado a este punto. Ahora bien, para conectarnos y avanzar correctamente sin ningún obstáculo, todos tienen que estar conectados y necesitamos el apoyo mutuo interconectado de todos los grupos, un sistema de estudio y difusión.