Déjenme explicar el asunto. Distinguimos cuatro divisiones
en la especie hablante, organizadas en grados uno encima de otro.
Aquellos son; las masas, los fuertes, los ricos y los sagaces. Son
iguales a los cuatro grados en toda la realidad, llamados:
- Inanimado
- Vegetativo
- Animado
- ¨Hablante¨
En la cima de ellos está el
hablante, que consiste de fuerza emocional y fuerza intelectual juntas.
Por esta razón, su poder no es limitado por tiempo, espacio en atraer
lo que es bueno para este y rechazar lo que es dañino, como el animado.
Esto es así a causa de su ciencia, la cual es un asunto espiritual, no limitado por tiempo y espacio.
Uno puede enseñar a otros donde sea
que se encuentren en toda la realidad, en el pasado y el futuro a
través de todas las generaciones.
Se
concluye que el valor de una persona del hablante se iguala con el valor
de todas las fuerzas en el vegetativo y el animado en toda la realidad
en ese tiempo y en todas las generaciones pasadas. Esto es así porque su poder los abarca y los contiene dentro de su propio ser, junto con todas sus fuerzas.
Después
que el deseo de recibir fue creado, comenzó a desarrollarse no
cuantitativamente, como si su peso fuera un kilogramo y se desarrollara
hasta diez kilogramos. En ningún lugar en la naturaleza el desarrollo
cuantitativo es considerado desarrollo. Si un niño creciera,
incrementando sólo su peso, sería llamado mentalmente no desarrollado.
Esto
significa que siempre asociamos el desarrollo con una nueva cualidad.
Antes que nada está la acumulación de sabiduría, el reconocimiento del
mal, investigaciones y observaciones. Y si requerimos más poder para
esto, entonces lo obtenemos en correspondencia.
Aparentemente,
sólo los cambios cualitativos son considerados como detonadores de
desarrollo en la naturaleza. El desarrollo cuantitativo no es
considerado, ¿cuál sería el beneficio de añadir uno más, un millón más o
incluso mil millones más de lo mismo? Pero, es importante que una
adición cambie la cualidad, como un cambio en el número de electrones,
protones y partículas adicionales dentro del átomo, y en correspondencia
hay desarrollo.
Los
átomos se conectan en moléculas; las moléculas se vuelven más y más
complejas y se conectan en células. El núcleo de la célula aparece
dentro del centro de la célula y está listo para manejar los procesos
dentro de la célula. Las células ganan la posibilidad de conectarse,
especializarse en diferentes actividades. No estamos hablando aquí del
número de células, sino acerca de su cualidad.
Diferentes
tipos de células comienzan a formarse a partir de células madre, a
partir de las cuales se construye el cuerpo humano. Esto significa que
el desarrollo es siempre cualitativo. Baal HaSulam
no habla de cantidades tampoco. Existen cuatro niveles de desarrollo
que existen en el mundo: inanimado, vegetativo, animado, y hablante; son
niveles de desarrollo y son cualitativos. El desarrollo cualitativo es
que el deseo de recibir comienza a entender cada vez más lo que quiere.
Y esto
es correcto, ¿de dónde podría saber lo que quiere? Si soy un deseo de
recibir, con el fin de saber cuál es mi deseo, debo saber lo que el
Creador quiere de mí. No estoy consciente de esto en los niveles del
inanimado, vegetativo y animado. Y, en el nivel del hablante ya comienzo
a entender que mi intelecto es una copia del intelecto del Creador que
lo implantó en mí, porque era específicamente Su deseo que yo
entendiera, pensara y fuera consciente de Él en una forma como esta.
Esto es
llamado desarrollo. Gracias al desarrollo como este, puedo controlarme y
controlar los diferentes procesos. Pero depende de mí entender que,
todos los sistemas que se encuentran en mí, todo mi intelecto y
emociones, todos los resultados del desarrollo, son una copia gradual
dentro de mí de las características del Creador. Él deja sólo una cosa
en mí, libertad de elección dentro de esos sistemas. Es decir,
¡asemejarse a Él o no!
Así es
como nos desarrollamos de acuerdo a esos niveles, dando forma a sistemas
cada vez más complejos en los niveles del inanimado, vegetativo,
animado y hablante. Y esto hace posible para nosotros abordar el
entendimiento de nuestra naturaleza más y más en el nivel del hablante
y, controlar los niveles del inanimado, vegetativo y animado. Añadimos
más y más deseo de recibir a nosotros mismos y, junto con esto, añadimos
a nuestra habilidad de usarlo.
En el nivel de Adam
esto ya no es hablar acerca de una habilidad mayor para usar el deseo
de recibir, sino acerca de la habilidad de entender el deseo en sí. El
nivel del Animado se realiza al máximo. El Adam
es construido de forma diferente a partir de una aspecto cualitativo y
para él, lo principal no es realizar su deseo sino, el propósito por el
cual él está haciendo esto. El nivel de Adam (Hombre) comienza específicamente a partir de ello. De otra manera, seríamos una continuación del nivel animado. Para un Adam, lo que es importante es la razón de querer realizarse a sí mismo.
Aquí comienza el reconocimiento del mal. Corremos tras diferentes metas que sólo nos causan problemas, hasta que Adam -mediante el camino de Beitó (a su tiempo), mediante el camino
del sufrimiento- llega a la pregunta: ¿Cuál es la razón de vivir? Esto
significa que busca un propósito adecuado al cual no le moleste dedicar
su vida. El desarrollo del deseo es hecho de forma gradual y sistemática
y, en última instancia, nos trae el resultado correcto.
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