Y Dios habló a Moisés diciendo : Toma a los Levitas de entre los hijos de Israel y purifícalos. Y así deberás hacer hacia ellos, purificarlos:

Esparcirlos con el agua de purificación y dejarlos pasar una navaja por toda su carne, dejarlos lavar sus vestiduras y limpiarse. Luego, déjalos que tomen un novillo y su ofrenda de alimento… (Números, ¨Behaalotjᨠ8:5 – 8:8)

El fundamento del hombre es sus deseos. En el proceso espiritual, uno necesita clasificarlos, separando aquellos que pueden pertenecer al nivel de Biná. Purificarlos significa dirigir el trabajo de estos deseos sólo hacia el otorgamiento.

Los hijos de Israel están corregidos los deseos egoístas o no corregidos por completo. Los Levitas son deseos que son purificados del ego y, representan el primer paso de purificación, ¨otorgar con el fin de otorgar¨. Es por esto que los Levitas no tienen deseos ni egoístas ni corregidos.

Esos deseos, que más tarde son definidos y son la segunda etapa de purificación ¨recibir con el fin de otorgar¨, son llamados Cohanim (Sacerdotes).

El agua es la cualidad de Biná. ¨Esparcirlos con el agua de purificación¨, significa conducir sus deseos por medio del atributo de otorgamiento.

¨Y déjalos pasar una navaja por toda su carne y déjalos lavar sus vestiduras¨. Los vellos creciendo en el cuerpo es una señal de cuánto necesita corregirse el cuerpo. Estos simbolizan las deficiencias que se revelan.

¨Déjalos que tomen un novillo y su ofrenda de alimento…¨ Esto habla de sacrificar los deseos corruptos que el hombre corta de sí mismo porque no pueden ser corregidos de otra manera. Por lo tanto, debemos sacrificar nuestro componente bestial y enviarlo al desierto.

La descripción del Templo en la Torá nos recuerda a un degolladero. Si la persona no está en un ascenso espiritual y no entiende la esencia de la Torá entonces, se imagina terribles descripciones: sangre fluyendo alrededor, gritos de los animales al ser sacrificados y luego, inmediatamente, siendo cortados, asados y comidos.

Pero el significado interno de la Torá es completamente opuesto porque, en la Torá se habla sólo de la corrección espiritual del hombre.