Es para que los justos lo puedan justificar. ‘Enganchas el carro
delante de los caballos’ Sin embargo, la verdad es que el Creador da dolor
a los justos para que tengan la oportunidad de bendecirlo y
justificarlo. ¿Cómo pueden justificarlo sin el dolor?, ¿con cuál motivo?
Una
persona independiente debe ser opuesta al Creador internamente y similar
a Él en lo externo. Esto significa que debes estar hecho de dos fuerzas
opuestas, dos formas opuestas, dos atributos opuestos.
Está escrito, ‘He creado la inclinación al mal, He creado la Torá
como condimento’ Esto se refiere a la Luz en ella, ya que la Luz en
ella reforma. La inclinación al mal, la materia del deseo de recibir,
sigue siendo de la manera que es, pero debemos vestirla con el fin de
otorgar. Por lo tanto, la reformamos con la ayuda de la Luz y la
cambiamos a una forma buena y correcta.
Cuando
trabajamos de esa manera, primero maldecimos el Creador en cada nivel y
estamos en desacuerdo con Él. Por esto el nivel de Ibur (concepción) se llama ‘rabia e ira’ Luego llegamos a bendecir y a justificar al Creador, hasta llegar al auto-sacrificio.
Sin
embargo, mi auto-sacrificio, no es resultado del placer como es en
nuestro mundo, cuando estoy dispuesto a sacrificarme si voy a obtener
alguna ganancia. En ese caso, no me conecto con el Creador, sino con el
placer que se deriva de Él y si termina el placer, mi ego no permitirá
que me vuelva a conectar. En este mundo, dependemos totalmente del
placer, mientras que en la espiritualidad, agregamos otra dimensión,
otro nivel y llegamos a la adhesión con el Creador y no, con el placer y
beneficio que se derivan de Él.
Ahora,
empiezo a valorar mi estado como el que otorga y da. El Creador no me da
a mí. No necesito su otorgamiento. No quiero recibirlo. No quiero
adherirme a Él por su bondad. No quiero ser adicto a Él. Quiero valorar
el atributo de otorgamiento, que no tiene ni forma ni imagen. Eso
anhelo.
Como
resultado, tengo que estar hecho de dos formas, de una interna que es el
deseo de recibir y otra externa que es la intención de otorgar. De lo
contrario, no puedo estar adherido a Él, ya que ‘nuestro corazón se
regocijará en Él’ y no en las Luces que provienen de Él, que sólo me
confunden y sobornan y, a las que me tengo que resistir.
La Luz
se miden desde arriba, -o sea, mi ego- me despierta para que me incite y
me vuelva adicto al placer que me vuelve loco y domina mi mente y mi corazón.
Con el tiempo, me queda sólo un punto que no me atrae a los placeres
que vienen de la Luz, en ese momento, puedo mantenerme constantemente
fuera del placer, rechazar las ofertas tentadoras. ¡Eso no! ¡No seré
adicto al placer!
Las
tentaciones hacen que nuestra cabeza de vueltas y que el cuerpo se
confunda por la emoción. Aquí es dónde tenemos que preparar la garantía
mutua entre nosotros, ya que sin ella, no puedo ser independiente. El
placer viene para cubrir la vergüenza y para hacerme independiente. Baal
HaSulam habla de ello en Talmud Eser Sefirot, ‘Histaklut Pnimit’, parte 1, punto 7:
“… Dijeron que hay una gran falla en
los regalos, es decir, en el dolor que haya cada receptor de un regalo.
Para arreglar esto, el Creador ha preparado este mundo, donde hay
trabajo y afán, para ser recompensado en el otro mundo por ese trabajo
afán.
Pero esa excusa es muy extraña. Es
como una persona que le dice a su amigo, ‘trabaja conmigo por un minuto y
a cambio, te dará todos los placeres y tesoros del mundo, por el resto
de tu vida’. De hecho, no hay mayor regalo que esto, porque la
recompensa es incomparable con el trabajo. El trabajo está en este mundo
insignificante y transitorio, mientras que la recompensa y el placer están en el mundo eterno.
¿Qué valor tiene un mundo perecedero
en comparación con un mundo eterno? Es aún más, con respecto a la
calidad del trabajo que no vale nada en comparación con la calidad de la
recompensa.
Nuestros sabios dijeron: ‘El Creador
está destinado a heredar a cada persona justa 310 mundos …’ No podemos
decir qué parte de la recompensa se da a cambio del trabajo y cuánta es
un regalo, porque entonces ¿cuál sería el bien? ¡La mancha de la
vergüenza seguiría existiendo! De hecho, sus palabras no deben ser
tomadas literalmente, pues hay un significado profundo en ellas”.
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