Cuando llegaron allí Caleb les recordó
las instrucciones que Moisés les dio: traer los dulces frutos jugosos de
Eretz Israel (tierra de Israel). Los espías hicieron caso omiso de sus
palabras, porque no querían mostrar lo fructífera que era la tierra.
Entonces Caleb los amenazó: ¡si no traen frutas voy a sacar mi espada y
veremos quien permanece vivo! Sabiendo el gran héroe que Caleb era y su
poder, los espías le obedecieron, pero eligieron frutos de tamaño
monstruoso, para decirle a la gente que una tierra que da este tipo de
frutas inusuales es sospechosa y que ni extraños ni gente común pueden
sobrevivir ahí.
Los frutos que recibes cuando empiezas a trabajar con el ego con la intención de otorgar son la Luz de Jojmá. Mientras que la Luz de Jasadim es Nefesh y Ruaj, aquí también son agregadas Neshamá, Jayá y Yejida.
Esto significa que se trata de grandes luces en el alcance de todos los
elementos de la creación, del mundo, de principio a fin, logrando al
Creador y todos sus atributos como la fuerza superior, adhesión a Él por
encima del nivel de vida y muerte, ascendiendo al nivel de la “cabeza
del mundo de Atzilut.”
Para la
generación del desierto que vivió del maná, no sólo era imposible
resistirse a la tentación de tales placeres, además no podía entender
para que necesitaban esto. Si el Creador no les hubiera dado
instrucciones de cumplir con estas acciones, habrían permanecido en el
desierto, porque el atributo de Bina es tranquilizante y se siente como
agua, no desearás otra cosa. Eres feliz con lo que tienes. Sólo
necesitas maná para seguir y ni siquiera necesitas tener atributos o
sabores especiales. Simplemente, eres feliz con poco, sin ahondar en
nada, porque tienes una ligera conexión con el Creador, una ligera iluminación.
Este
estado se hace cargo de ti, te domina y no te suelta. Es muy difícil
vencerlo y volver a trabajar con el ego, con el faraón, con problemas,
para transformarlos y así alcanzar el nivel de la tierra de Israel. ¡Es terriblemente difícil!
Esta es la razón por la que la sección semanal de la Torá acerca de los espías es tan dramática. Imagina a un hombre en su mejor momento, con familia,
niños y una vida normal, donde todo está bien y él está feliz con la
vida, no tiene otras necesidades, todo es simplemente maravilloso. La
necesidad de salir del desierto e ir a la tierra de Israel es fe sobre
la razón que está en contraste con su estado. La luz de Biná le llena hasta tal punto que le satisface totalmente y no quiere nada más.
Debe hacer esfuerzos extraordinarios y elevar, en él, la importancia del Creador cuando Él le instruye para despertar el ego
en su interior, para elevarlo por encima de este nivel. Lo que es más,
le enseña a hacerlo, a pesar de su deseo y comprensión, porque parece
una contradicción con el Creador.
La
persona se encuentra confusa en esta contradicción, no puede soportarla.
Lo único que puede hacer es avanzar con los ojos cerrados y esto es lo
que pasa a los espías. Ellos están en estado de Jafetz Jesed.
No quieren nada para sí mismos. Sólo Caleb los despierta
constantemente, porque él está conectado más estrechamente al Creador y
entiende que esta es la misión del Creador, al mismo tiempo que su
esencia se rebela en contra.
Tienes que aplastarte a ti mismo internamente con el fin de cumplir con las instrucciones del Creador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.