Todos somos un deseo. En principio, vernos a nosotros mismos como una
estructura biológica particular es justo la forma que nos parece. De
hecho, lo que los ojos ven son conglomerados de deseos, no existe nada
más en el mundo.
El Creador solo creó deseos, están colocados ante nosotros y son sentidos en distintas formas.
Una alma también es un deseo, pero cuando existe dirigido hacia la recepción, es llamado ‘cuerpo’. También hay un deseo construído con la característica de otorgamiento, el cual se dirige hacia los demás.
Aquellos deseos que podemos cambiar de
recepción a otorgamiento se convierten en alma y los que no pueden ser
cambiados permanecen como nuestro cuerpo biológico.
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