Dr. Michael Laitman en una conversación con Oren Levi y Yael Leshed-Harel
Resumen
Percibimos la realidad a través de un
filtro de “si es bueno para mí o malo para mí”, aunque no sentimos lo
que sucede en realidad. Pero, el ser
humano en nosotros quiere más. Quiere saber para qué está viviendo, qué
sucede de hecho en la realidad. La sabiduría de la Cabalá nos habla de
cómo hacer eso. Simplemente necesitamos conectarnos con más personas
que también quieran “salir del rábano”.
Juntos realizamos ejercicios con cada uno cuidando de los otros, así construimos una red de garantía mutua y estimulamos a la fuerza oculta.
La
Naturaleza está hecha de dos fuerzas: las fuerza positiva y negativa.
Esto es verdad en los niveles de la naturaleza del inanimado, vegetativo
y animado, pero cuando se trata de nosotros, sólo opera la fuerza
negativa. Cuando practicamos en un círculo, estimulamos la fuerza
positiva hacia nosotros mismos y esta equilibra la fuerza negativa en
nosotros. La fuerza positiva fluye entre nosotros como un manantial,
construye un nuevo atributo de otorgamiento en nosotros y nos hala hacia
fuera del rábano. Así es como una red llamada “hombre” es construida
entre nosotros, en la cual existen cinco sentidos espirituales.
Una vez que entramos a la dimensión
superior, la fuerza negativa entre nosotros crece una vez más y nos
separa, y una vez más trabajamos contra ella. Entonces la persona se
libera de todos sus problemas, entiende por qué sucede todo, y promueve
su avance hacia los otros, hacia el amor. La fuerza de otorgamiento que
invocamos es el más que equilibra el menos en nosotros. El ser humano en
ti no está dentro de ti, sino en los demás. Cuando sales de ti mismo,
descubres que el mundo entero eres tú.
El mundo
superior significa la realidad superior, la dimensión superior. Es
imposible explicar qué es antes de que lo sientas. Ahora vivimos en el
atributo de recibir, y es la transición hacia la vida en el atributo de
otorgamiento. La realidad que sentimos ahora es falsa, mientras que la realidad superior
es real, eterna, el mundo de la verdad. El cuerpo humano muere, pero el
ser humano en este, el atributo de amor y otorgamiento que ha
desarrollado, es eterno.
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