Dr. Michael Laitman en conversación con Oren Levi y Yael Leshed-Harel
Resumen
La diferencia en el color de la piel
está profundamente arraigada en la naturaleza: negro, blanco, amarillo y
rojo. El problema del racismo no se puede resolver, está profundamente
arraigado en la conciencia humana.
Lo que podemos hacer es un tratamiento a fondo y educar en ‘ama a tu prójimo como a ti mismo’ con el poder de la Luz que Reforma, porque nuestro ego, por naturaleza, quiere estar por encima de los demás y sentir que es único y grande.
Hay
cuatro fases en la evolución de la materia, por lo tanto hay cuatro
colores en la humanidad: blanco, negro, amarillo y rojo. Esta división
en cuatro partes existe en cada detalle y es la fórmula general de la
creación, י-ה-ו-ה-י(Yod-Hey-Vav-Hey).
Por lo tanto, es imposible relacionarse con todos igual, sólo cuando
ascendamos a nuestra raíz común. Es como una madre que tiene cuatro
hijos, blanco, negro, amarillo y rojo, todo suyos y todos nacidos de
ella.
Una persona ve a alguien diferente y siente la distinción. No hay ni educación
ni legislación ordinaria que pueda resolverlo. El desarrollo moderno se
produjo primero en la gente de raza blanca, luego amarilla, después
roja y finalmente negra. Esto no quiere decir que uno sea mejor que
otro; es simplemente el orden del desarrollo.
Así, en
la historia humana egoísta, el hombre blanco siempre dominó a los demás y
fue distante. En Estados Unidos, tratan de corregir la actitud negativa
hacia los negros y han invertido mucho, pero al final todos vemos que
no funciona. La única solución es elevar al hombre por encima de su
cuerpo, por encima de su corazón
y mente, por encima de lo terreno y material. Así, el hombre tendrá una
nueva percepción espiritual y verá a los demás de acuerdo a sus
atributos espirituales.
La única
solución es elevar al hombre a nuestra raíz común, al nivel en el que
no hay diferencia ni distinción. La sabiduría de la Cabalá
proporciona valores de otorgamiento y nuevos atributos que pueden sacar
a la persona de sí misma y dirigirla a los demás. ‘Ama a tu prójimo
como a ti mismo’ es lo único que elimina totalmente el racismo. ¡No hay
otra solución!
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