En realidad, todos los mundos existen dentro del “prójimo” de cada uno. Este “prójimo” (o grupo) es Maljut del Infinito. Yo existo fuera de ella. Al principio, la voluntad terrenal de recibir se desarrolló, dentro de mí, a través de múltiples generaciones. Ahora, en nuestro tiempo (en la reencarnación actual del alma), un “punto”, un deseo espiritual, comienza a desarrollarse dentro de mí. Cuando hago intentos de acercarme al grupo, empiezo a sentir mi naturaleza como egoísta y mala; es decir, me doy cuenta de mi inclinación al mal. Cuando estudio la Cábala en el grupo y una vez que me he dado cuenta de que mi egoísmo es algo malo, exijo la corrección, a través de la Luz que Reforma, la cual me hace similar al Creador. Todo esto ocurre mientras yo todavía no estoy conectado con el otro (“prójimo”). Cuando llego a la decisión de que estoy obligado a alcanzar la conexión con el otro, es como si entrara en contacto con el grupo desde el exterior. Entonces, empiezo a conectar con el grupo, con la ayuda de la Luz que Reforma (Or Makif, la Luz Circundante), la cual brilla sobre mí desde el interior, desde el centro de Maljut del Infinito.
Todas estas etapas de mi conexión con el grupo, y la medida de conexión entre nosotros, son los 125 grados espirituales o los cinco mundos: Asiyá (A), Yetzirá (Y), Beriá (B), Atzilut (A) y Adam Kadmon (AK). Cuando mi conexión con el “otro” es realmente estrecha e irrompible, es decir, cuando mi ser está en el “centro” del “otro” y en completa fusión con él, nos encontramos en un estado llamado “el Mundo del Infinito”.
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