En la última convención en Israel, sentí una sensación de conexión sin precedentes. Pero más tarde, durante una semana sentí tal descenso, que de igual manera nunca antes había sentido. Ahora les temo a las convenciones ¿Qué puedo hacer?
Dr:Laitman Eso es muy bueno. Es excelente. Realmente debemos tener miedo. También vimos eso antes del éxodo de Egipto del pueblo de Israel. Sólo imagina que eres arrojado fuera del lugar al que estás acostumbrado y que escapas en mitad de la noche, sin saber hacia dónde. La caballería del Faraón te persigue. Estás confundido, saltas al Mar Rojo y de pronto sucede un milagro. En realidad no es tan encantador. Después el pueblo alaba al Creador: “El caballo y el jinete se ahogaron en el mar”. Pero debemos entender que la persona atraviesa por estados muy extremos que se asemejan al nacimiento; siente una gran presión como un embrión durante los dolores de parto. Entonces tras el viaje en el desierto cerca de mil leyes te son “impuestas”: qué debes hacer y qué no debes hacer y qué castigos recibirás si no sigues esas leyes. En otras palabras, obtienes el plan de tu futura corrección, incluso antes de estar ante el monte Sinaí: “Esto es lo que te espera, ya sea que lo quieras o no. Eso no hace ninguna diferencia. Tómalo y comienza a realizarlo”. Sólo ahora descubres qué es el trabajo del Creador. Hasta ahora pensaste que eras un héroe entre ceros a la izquierda y ahora ves una lista que llega hasta el cielo ante ti. En cada línea dice: “si no lo llevas a cabo, tendrás problemas, catástrofes, muerte”. Más aun, además se te dice: “En general, si no te conectas, este será el lugar de tu entierro”. El punto de Moisés con gusto sale de cada corazón, el punto que tira de nosotros hacia el Creador. Conectamos esos puntos y descubrimos hasta cierto punto la conexión con la fuerza superior. Esta se lleva a cabo gradualmente: al principio, sólo el punto de Moisés lo descubre a Él, mientras que los otros puntos, los sabios, los ancestros, los sacerdotes, los Levitas, Israel, las mujeres, los esclavos y los niños están al pie de la montaña. Ellos dicen, “Haremos y escucharemos”. En otras palabras, todos nuestros deseos que están listos para entregarse reciben la fuerza. Esto está sucediendo hoy y al siguiente día inmediatamente construimos el becerro de oro. Es importante que entendamos: todo está a nuestro alcance. Escapamos del ego y realmente necesitamos sentir este escape. Vienes a la convención, plenamente preparado, temiendo no cumplir con la misión y alcanzar la meta deseada. Temes ser restringido y obligado, justo como en el escape de Egipto. Por otra parte, te sientes obligado con todos los amigos. Los observas y buscas desesperadamente nuestro punto colectivo de conexión. Eventualmente, debemos llevar todos nuestros poderes hasta un momento. Pero para ese momento, debemos estar en tensión durante toda la convención, como una cuerda tensa. Debemos estar conectados en tiempo, movimiento y lugar, en la conexión entre nosotros. Está dicho: “Israel, la Torá y el Creador son uno”. Esta se parece a la situación del sacerdote en el lugar santísimo en Yom Kippur, debemos llegar a ese momento único y sucederá. Entonces el camino continuará, pero será con la conexión a la Luz que Reforma. Esas son las condiciones: en realidad estás huyendo; no está en tu poder regresar a tu vida previa; debes lograr la meta deseada; y al mismo tiempo debes reunir todos tus poderes para ese único momento. Esto te dirige de forma muy precisa hacia el blanco. Veamos cómo sucederá todo esto. En el Libro del Zóhar (Nasso [Toma] Ítems 98-99) dice: y se reunirán al pie de la montaña. Al pie de la montaña se les dijo: “Si reciben la Torá, bien y si no, será el lugar de su entierro”. Esto significa que nosotros con nuestro deseo egoísta veremos la vida bestial como “maravillosa”. Sentiremos que estamos en este “entierro bestial” y algunos no sentirán ni siquiera eso. Entonces en lugar de distracciones mentales internas, humanas, debemos esperar los problemas bestiales que sufre el mundo. Por lo tanto, debemos prepararnos muy seriamente para la convención. Si la hemos asumido, no debemos rendirnos. Es un puente muy estrecho y lo principal es no tener miedo.
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