
Rav: Antes que nada, la subordinación de la persona a la sociedad y al entorno que la rodea es una ley de la naturaleza. En otras palabras, no existe la verdad, la falsedad, ni el bien y el mal, nada, existen sólo las directivas del entorno y yo las obedezco, soy educado y crezco con ellas. Lo que el entorno proclama como bueno o malo, correcto o incorrecto, lo acepto como tal. ¡Podemos convencernos de que la sal es dulce, no hay problema! Si el entorno comienza a referirse a la sal como algo dulce, al final comenzaré a consumir golosinas de sal. El entorno altera nuestros parámetros sicológicos internos a tal grado que cambiamos completamente. No podemos decir si esto es bueno o malo. Simplemente estamos declarando un hecho. Después de todo, ¿puedo decir algo malo acerca de la aceleración en caída libre u otro parámetro físico? Esto es lo que existe. La forma en que lo aplicamos es otra historia. Pero decir que es malo y que por lo tanto debemos cambiar y distorsionar a la persona, esto sí es malo en realidad. Nuestra tarea es aplicar correctamente las leyes de la naturaleza con el objetivo de lograr nuestra similitud, compatibilidad y armonía con ella.
Pregunta: ¿Resulta que una ley psicosocial como la conformidad es una gran adición que nos ayuda a unirnos?.
Rav: Somos capaces de cambiar a la persona precisamente en virtud del entorno que la rodea. Los medios masivos, la sociedad y la educación, todo ello constituye su entorno circundante. Influimos selectivamente en la persona desde el exterior para transformarla. Esta es nuestra única herramienta para influir en la persona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.