Lo más importante es empezar a sentir que no hay un mundo separado de nosotros
y que el mundo entero es grupo. El grupo consta de muchas partes: los
deseos y pensamientos, que necesitamos acercar y trabajar con cada uno de
ellos.
Toda la naturaleza, con excepción de las
personas, depende de nuestro estado, del grado de ruptura y confusión de
nuestros pensamientos y deseos humanos, de lo lejos que estamos de participar en
el trabajo del sistema común como sus socios.
El mundo entero, excepto el
hombre, es su huella, su consecuencia.
Las partes que existen en torno al deseo
interno llamado “hombre” o Adam, son solo su copia, una adición que
asciende y desciende junto con los movimientos de la persona que trabaja en la
conexión de sí misma en un solo sistema.
Nosotros ya somos capaces de ver que el
desarrollo de la humanidad, junto con todo lo que sucede a ella, se encamina en
esa dirección.
El mundo está avanzando hacia esta meta y lleva a cabo
subconsciente el programa de la creación. En este momento, estamos en una fase
muy avanzada, en una transición especial entre la comprensión subconsciente y
consciente. Es por eso que estamos experimentando una crisis
en el mundo en todos los niveles.
En nuestro estado, también la sentimos en el
nivel humano.
El resto del mundo está experimentando la crisis en los niveles
animados, vegetativo, e inanimado.
El propósito de esta crisis es llevarnos
hacia la realización de todo el proceso que nos está sucediendo.
De la misma manera, el mundo que percibimos es la
proyección de nuestra conciencia.
Este no existe en sí mismo, sino que es
imaginario, ilusorio.
Nuestra conciencia continuará elevándose, y nosotros
empezaremos a sentir cómo se conectan entre sí las partes de un mundo dividido,
del deseo roto, en esa medida percibiremos el mundo a través de este deseo en
particular.
Sentir todas las otras partes que rodean la materia sólo como la
sombra de este deseo que existe temporalmente en nuestra percepción y sigue
desapareciendo gradualmente.
Este proceso que experimentamos es único e
increíblemente importante.
Lo más significativo es que nos lleva a descubrir el
motor que mueve todo el proceso de desarrollo, su programa.
Después de esto,
descubriremos la Fuerza Superior, el Creador, que organiza todo esto para que
empecemos a conocerlo al final de este proceso, como si fuera a través de una
niebla, de una nube. Es como si estuviéramos recuperando la
conciencia, tomando ciertas acciones después de haber estado inconscientes. Es
como si estuviéramos saliendo de la niebla y ahora somos capaces de conectar las
piezas separadas y rotas de la percepción entre nosotros, convirtiéndolas en una
sola imagen y por lo tanto formando nuestra comprensión y percepción del
Creador.
La imagen del Creador se manifiesta dentro de nosotros, como se nos
dice: “Llámalo tú mismo por Su nombre”. De esta manera, adquirimos una cualidad de
conexión, otorgamiento mutuo, una conexión y comprensión muy fuertes, como si
fuéramos una persona. Esto se llama amor.
Las partes separadas que somos, donde
cada parte tiene su propia función en el sistema común, se funden en un todo que
existe para una sola meta: revelar la fuerza superior y dejar que se manifieste
dentro de nosotros.
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