
Por una parte, eso es correcto. Por otra parte, definitivamente debemos hacer algo. Por eso la naturaleza nos ha dado esta oportunidad. El Creador está empujándonos deliberadamente hacia este proceso educativo. Podemos ver esto en el ejemplo de la familia, cuando dos jóvenes se casan. Ellos todavía no son particularmente sabios, pero cuando tienen un niño y se convierten en padres, gradualmente adquieren responsabilidad desencadenada por la necesidad y otras circunstancias. Así que ellos maduran y se convierten en adultos. Cuando la persona no tiene hijos, sigue siendo un niño. Por lo tanto, si distribuimos nuestros materiales al mundo exterior, nosotros maduraremos también. De lo contrario, no lo haremos. Esta es la única razón por la que se nos da el trabajo de difusión. Es lo que nos obliga a madurar. Estudiamos en la sabiduría de la Cabalá que si nosotros no difundimos, sólo podemos tener un estado de pequeñez (Katnut). Si difundimos sin embargo, la Luz pasa a través de nosotros hacia los demás y adquirimos un estado de grandeza (Gadlut), la Luz de Jojma, la Luz de la Sabiduría. Por lo tanto, en cualquier estado en el que estemos, no tenemos otra cosa sino solo participar en la difusión.
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