Hoy en día un experto tiene que estudiar toda su vida con el fin de “ponerse al día” con los cambios en su campo. De una forma u otra, la ciencia descubre precisas leyes absolutas. ¿Existen leyes de ese tipo para aquellos que anhelan la espiritualidad? Por ejemplo, ¿hay fórmulas claras e inmutables, sin la cual no alcanzaremos nuestra meta?
Dr Laitman: ¿Qué estás estudiando en realidad en las lecciones? Podemos describir nuestro deseo egoísta como una “caja”. Esta es el material. Por encima de él existe la intención a fin de recibir y ese es el problema. El material del deseo es estable, invariable. Es sólo la intención la que cambia al cambiar toda nuestra realidad. Por lo tanto ignora el material, es inmutable. Sin embargo, si cambias la intención, entonces el sentimiento dentro del material cambiará drásticamente. Serás capaz de hacer que sólo al evocarlo, cambie. Hoy nos llenamos con la intención egoísta. Está entre nosotros, en nuestras relaciones mutuas. El deseo de recibir se dirige a sí mismo, quiere recibir para recibir. Como resultado, todos sentimos la realidad en forma de “este mundo”. Hay cinco fases entre la intención con el fin de recibir y la intención a fin de otorgar, o 125 pasos. ¡Todo esto se trata solo de la intención! Si yo aprendo a usarla correctamente, se revela un mayor deseo una y otra vez. Así es como yo trasciendo el “Majsom” (barrera), yo me restrinjo al mantenerme alejado de tratar mal a los demás, entonces construyo una buena actitud hacia los otros y luego les otorgo. Entonces resulta que los demás y de hecho todo el “campo de trabajo”, son en realidad a mi yo que se me revela gradualmente. Todo esto está de acuerdo con la estabilización de la intención. No hay nada por lo cual deberíamos preocuparnos excepto por la intención. El único remedio es suscitar entre nosotros un poder interno oculto que cambie nuestra intención. Luego, poco a poco, en nuestro entorno, descubriremos el mundo de Assiya, Yetzira, Beria, Atzilut, Adam Kadmon y el mundo de Ein Sof. Los descubriremos aquí, entre nosotros y no en algún lugar distante y desconocido. Yo sólo debo descubrir una atracción, un vector dentro de mi deseo que esté dirigido a cambiar la actitud hacia los demás, el cual es la intención. Esperemos que tengamos éxito en la preparación y que lo hagamos en la Convención de la Aravá en el desierto
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