Por ejemplo
3000 años de medicina china: acupuntura, reflexología, medicina herbal,
etc. El Ayurveda data de hace 3500 años: aromaterapia, yoga y el
sistema de los Chacras. El pueblo judío ha existido por más de 5000
años ¿Cuál es su contribución al desarrollo de la salud?
Respuesta: Es la sabiduría de la Cabalá. Esta mantiene el equilibrio de la persona con la naturaleza.
Y no hay drogas, masajes, agujas, velas, o fragancias. No estoy
menospreciando nada, sino simplemente diciendo que estas tienen una
impacto mecánico secundario, aun cuando existe también un connotación
psicológica en esto. Es sabido que en la medicina Talmúdica
se usan todo tipo de sustancias biológicas. Pero la verdadera medicina
judía en sí es sólo una preparación interna dirigida hacia el equilibrio
del ser humano dentro de nosotros, no hacia la bestia, sino
específicamente hacia el humano que hay dentro de nosotros, hacia el
equilibrio de mi ego con la naturaleza, su corrección. La Cabalá dice
que cada vez que yo descubro el ego dentro de mí, debo estar en un
movimiento interno para equilibrarlo, es decir para corregirlo. Este sube y baja como una boya en el
agua, y yo me preocupo constantemente por corregirlo. Y de esta manera
alcanzo una salud ideal, absoluta. Pero esto implica todo un sistema de
trabajo educativo, el cual condujeron los antiguos judíos a través de
una extensa educación y formación. Nunca hubo nadie entre ellos que no
supiera como leer o escribir o que no estuviera familiarizado con el
sistema de su organismo, el sistema del mundo que existe a su alrededor,
su interacción con la sociedad
y el mundo circundante. Todas las leyes descritas en el Talmud y en
otros libros antiguos fueron aceptadas más adelante en todo el mundo a
través de los griegos y los romanos. Todas esas son manifestaciones
externas de lo que se practicaba entre los judíos. Pero insisto otra vez en que toda la
medicina está construida en base al equilibrio de mi “yo” egoísta con la
naturaleza altruista, es decir, en base a la corrección interna de mi
“yo”. Por lo tanto, “ama a tu prójimo como a ti mismo” es la ley esencial de la salud física, espiritual, externa, e interna.
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