Hace
medio siglo en Pensilvania, hubo un pequeño pueblo en el cual la gente
en realidad no se enfermaba. Los doctores encontraron esto muy curioso y
estudiaron este fenómeno durante veinte años. Durante este tiempo todo cambió: Las personas empezaron a enfermarse, los hospitales estaban llenos y entonces fueron necesarios más doctores. Estos investigadores llegaron a una
conclusión muy interesante. Resultó que el pequeño pueblo fue fundado
por colonos italianos quienes vivían bajo el mismo techo y se ayudaron
los unos a los otros durante cuatro o cinco generaciones, respetando los
lazos familiares. En el momento en que empezaron a vivir de forma
separada, ellos empezaron a enfermarse. Pero ahora es el tiempo de una generación que no sabe qué es vivir en una gran familia.
Entonces la simple noción de familia ha sido tan destruida, que ahora,
nosotros no podemos siquiera imaginar lo que significa cenar juntos con
toda la familia.
Dr: Laitman
Por cierto, una comida familiar obligatoria es una de nuestras
recomendaciones. Puede no ser incluso una comida familiar, sino
comunitaria. En el pasado, las religiones llevaban a cabo una amplia labor social. La persona solía llegar a la casa de oración, oía un sermón, conocía a otras personas, y conversaba con ellas. Todo esto fue necesario incluso en los
tiempos en que nuestro ego estaba en un nivel bastante primitivo
comparado con el de hoy, cuando no existía el rechazo mutuo que sentimos
hoy en día. En la actualidad, el rechazo mutuo ya es una enfermedad que
tiene que ser curada. En ese entonces, la enfermedad no tenía que ser
curada sino que sólo era necesario un tratamiento preventivo. Ahora, sin
embargo, tenemos que curarla. Tenemos que restituir las acciones
direccionadas hacia la conexión. Estas ya no tienen que estar relacionadas con la religión o con algún otro evento; tienen que ser talleres serios de educación integral.
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