Este es un tema muy importante ya que en realidad abre la esencia de la sabiduría de la Cabalá, es decir, el método para la revelación del Creador, la única fuerza que opera en toda la creación. Además de esta fuerza, de hecho, no
existe nada más. Todo lo demás es lo que ésta genera, desarrolla, lo que
ella motiva y dirige. Todo depende de esta fuerza única. No hace
ninguna diferencia si la llamamos “naturaleza” o el “Creador”; esta lo crea y lo maneja todo, pero en realidad es una.
A diferencia de las otras partes de la
naturaleza (del inanimado, vegetativo y animado), el hombre tiene una
meta, un rol, un propósito, él tiene que alcanzarla: descubrir esta
fuerza y sentirla. La percepción de esta fuerza y su revelación
suceden de acuerdo a la ley básica de la física, a la ley básica de la
naturaleza, a la ley de equivalencia de forma: Según la medida en que
nuestros atributos sean similares a los del Creador, nosotros lo
sentimos a Él, nos volvemos parte de Él y nos fundimos con Él. El Creador nos empuja constantemente
hacia este estado, para que nosotros lo alcancemos a Él. Este movimiento
ocurre desde el principio de la creación hasta su final, hasta que lo
descubramos plenamente. Nosotros empezamos el camino de la revelación y
el alcance del Creador mientras estamos en nuestro mundo. Nuestro mundo oculta al Creador de nosotros.
El Creador influye en este mundo. Él
influye en nosotros y si nosotros percibimos su influencia correctamente
como esencial a fin de alcanzarlo desde dentro y desde este mundo,
entonces avanzamos hacia el Creador. Se nos ha dado la sabiduría de la
Cabalá con el fin de sintonizarnos con la revelación del Creador a
través de la cáscara externa de nuestro mundo. Al revelar al Creador nosotros
alcanzamos nuestro origen, nuestra raíz, el estado de eternidad y
perfección. Podemos separarnos de nuestro cuerpo hasta tal grado que
nuestro cuerpo (dibujado como un punto en el que nosotros lo alcanzamos a
Él, el punto en el corazón) y nuestro mundo, desaparecen repentinamente.
Comenzamos a sentir que hay un Creador en todo esto, una Luz superior.
Todo eso que nos pintó anteriormente nuestro cuerpo, los cinco
sentidos, por medio de los cuales nos sentimos a nosotros mismos, al
mundo, todo parece evaporarse, desaparecer y a través de esto vemos la
Luz superior. Este es el estado que tenemos que
alcanzar. Es muy real, mucho más real que nuestro mundo “ilusorio”. El
artículo “No existe nadie más aparte de Él” nos cuenta cómo hacerlo.
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