Tú aceptas sus
opiniones, deseos y pensamientos pero al mismo tiempo haces una
distinción y ellos no te dominan. Tú percibes la “imagen” acumulativa de
ellos, pensamiento, deseo, intención
y comienzas a clasificar los datos: ¿Cuáles son los criterios de
acuerdo a los cuales yo me juzgo a mí mismo y a ellos? ¿Cómo conecto las
dos partes, las separo o las junto una por encima de la otra? ¿De
acuerdo a qué plan?
¿Cómo puedo yo llenar mi percepción? ¿Cómo puedo conectarme con el
entorno correctamente? ¿Cómo puedo estar seguro que el resultado de esta
aclaración, de volverme igual a ellos en mis pensamientos, deseos e
intenciones no me engañará ni me mentirá? ¿Cómo puedo ser un experto, un
verdadero analista, un “valorador”? ¿Qué herramientas tengo para medir
las cosas? Después de todo, lo importante es que yo debería ser neutral.
Incluso si veo el fraude, yo debería ser tan objetivo como pueda con
respecto a los detalles. Por consiguiente al no tener ninguna otra opción ustedes necesitan
del Creador. Todo está ante ustedes excepto una cosa: No saben cómo
comenzar. No están seguros desde qué ángulo están mirando, no entienden
qué los controla o qué los obliga a aprobar determinados juicios y no
otros…
Esta pregunta acerca de uno mismo es ya una buena señal. Sin embargo
es una situación desagradable y ustedes se sienten confusos, ya no ven
lo externo ni le atribuyen ningún significado a las condiciones
externas, sino que más bien dirigen su visión hacia adentro, tratando de
examinar su esencia que determina todos sus pensamientos, sus
decisiones y su juicio.
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