No hay diferencia en la estructura del cerebro masculino y femenino. Todo depende del deseo,
o como dicen, del corazón. Pero el corazón es sólo un motor, una bomba.
El deseo de una persona no se encuentra en ningún volumen físico.
No hay
iniciador del deseo dentro de nuestro cuerpo, se encuentra fuera de
nosotros y el cuerpo es el receptor que absorbe el deseo, comienza a
procesarlo, reacciona a este de una forma particular. Entonces los
hombres reciben tipos particulares de deseos y las mujeres otros tipos y
de esta manera sus cerebros son activados. Pero en sí mismos, sus
cerebros no tienen diferencias.
Los
deseos vienen de una red que nos enlaza, pero no la sentimos. Y todas
nuestras acciones van ahí: lo mental, físico, moral, ético, lo que sea.
Todas nuestras reacciones en todos los niveles regresan a esta red.
Recibo
estímulos de esta red, reacciono a ellos y esas reacciones regresan a
la red. El problema es aprender cómo aceptar y captar las señales que
nos llegan emocionalmente, reaccionar a ellas de forma apropiada y
transmitirlas de regreso correctamente.
Si hago esto, siento esta red como un nuevo mundo, el mundo superior me es revelado. La sabiduría de la Cabalá
habla precisamente de cómo reaccionar a este sistema correctamente,
usarlo, manejarlo. La cibernética del futuro es la sabiduría de la
Cabalá.
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