Las secciones semanales de la Torá,
Koraj y Balak, son llamadas por los nombres de personas (atributos),
que no les gusta al pueblo de Israel y se levantan en su contra.
Sin
embargo, en realidad aguijonean la historia para que avancen incluso más
que Moisés y otras figuras positivas en la Torá, las cuales existen
gracias a las fuerzas negativas en la naturaleza que aparecen en ellos y
a las cuales deben responder.
Las
fuerzas egoístas operan todo el sistema de la creación y lo estimulan,
dándole un impulso para seguir desarrollándose. Por lo tanto, como está
escrito: “He creado la inclinación al mal; he creado la Torá como una
especia”.
Nuestra realidad se desarrolla sólo gracias a los ángeles del Creador.
Todas las personas -incluyendo a los gobernantes, los líderes militares
y políticos- son las fuerzas individuales del Creador, las cuales Él
controla, por supuesto.
Con el fin de motivar a que algo se mueva hacia adelante, el ego
debe ser aguijoneado. Todos los puntos de quiebre en la historia llevan
sus nombres. En la historia moderna, es Hitler y Stalin. En tiempos
antiguos, era Nabucodonosor, Alejandro el Grande, Tito, Calígula y más.
Es en realidad los destellos del ego, que son expresados en formas muy
agudas, los que le dan un impulso a la historia y dejan una impresión.
No es casualidad que Tito prendiera fuego al Templo.
Fue para
que las próximas generaciones no lo olvidaran. Cuántas buenas obras han
hecho otras personas, pero nadie los recuerda. Pero si has creado una
bomba de hidrógeno o una bomba atómica, es un asunto totalmente
diferente.
Esos
“ángeles” son llamados por ese nombre porque son la maquinaria de la
historia. Es más, hay muchos de ellos entre los judíos. La familia
americana, los Rosenberg, los “espías atómicos”, espiaron para la Unión
Soviética y pasaron secretos acerca de la bomba atómica que cayó en las
manos de otro ángel llamado Profesor Jacob Zeldovich, quien fue uno de
los constructores de la bomba atómica y la bomba hidrógeno soviéticas.
En
retrospectiva, podemos ver que los principales inquisidores españoles
que expulsaron a los judíos eran en realidad judíos. En adición,
¿Quiénes fueron los que atrajeron a los romanos para que invadieran
Israel, masacraran y mataran? Fue la misma quinta columna. El punto es
que, al pasar el tiempo, toda la bondad que las personas grandes hacen
por el mundo se desvanece, pero la maldad permanece en la historia.
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