No se encuentran en este ancho mundo, sólo en el grupo y en libros de
Cabalá, estos son medios para el avance espiritual. Así, acorto el
camino cuantitativa y cualitativamente: avanzo y me aseguro de tener
nuevas vasijas. Este es el camino de “Lo acelero” (Ajishena),
construyo mis deficiencias por mí mismo, asegurandome de que mi deseo
se hace de los componentes correctos y asi implemento la meta.
Por otra parte, al avanzar en su tiempo (Beito),
debo construir la deficiencia durante mucho tiempo, aclarando,
exactamente, por qué tiene que ser así y por qué medios puedo lograrlo.
Debo conocer su carácter y forma completos, de otra forma, no lo anhelo y
estoy en estado de descenso,
no siento atracción por la espiritualidad. De esa forma será hasta que
diferentes problemas de fuentes externas vengan a mí y me empujen hacia
adelante con sufrimiento. Esta es la única manera que puedo ser motivado
ya que estoy separado de la espiritualidad.
Cuando
me dan un estado de descenso y me siento en la oscuridad espiritual, no
pierdo conexión con el grupo, ni con el maestro ni con la fuente. Tal
vez, ni siquiera siento la oscuridad, sino simplemente funciono en
automático como una bestia, como antaño. En este estado, puedo despertar
solo con sufrimiento, por lo que se me envían algunos problemas
relacionados con la familia, el trabajo o la salud.
Entonces,
empiezo a luchar para hacerme cargo de los problemas y si no estoy
conectado al grupo y al maestro, puedo pasar toda mi vida en esta lucha
sin fin. Sin embargo, si preparo esta conexión con anticipación
-viniendo regularmente a clase, a la reuniones de amigos y participando
en actividades de difusión organizadas por el grupo- recibo gradualmente
el despertar correcto de la Luz circundante y entiendo que no son
problemas externos, sino que vienen de la dirección superior. Todo viene
de una sola fuente: las confusiones y los malestares de la vida son
causados sólo porque no he reforzado rigurosamente mi conexión con la
meta final y no la he buscado yo mismo.
Debo
organizar mi vida para que me comporte como un hombre viejo, que se
inclina constantemente en busca de algo que dejó caer. Así necesito
avanzar, mirando hacia abajo, a mis pies, comprobando si se me perdió
algo: puedo preparar una deficiencia más profunda y compleja que la que
ahora tengo y que me maneja.
Cada
nivel se construye sobre el nivel anterior y nuestra percepción crece y
se hace diez veces más aguda en la sensibilidad de las vasijas y en su
aclaración. Si percibo cien diferentes discernimientos en un nivel,
entiendo diez veces más en el siguiente, lo que significa, mil
discernimientos y en el siguiente nivel, diez mil discernimientos. Es el
mismo deseo, simplemente se vuelve más fino y complejo. De repente
identifico más detalles en una escala más grande, con mayor percepción y
cada vez más discernimientos.
El
desarrollo es debido a la multiplicación de las cualidades, más que de
fuerza. La fuerza en el mundo espiritual está determinada por el número
de piezas distintas para cada impresión, sensación. De esto depende
nuestro avance. Lo más importante es estar constantemente involucrado en
trabajo práctico, estudio y acciones que despierten el deseo de buscar
propiedades espirituales, valores más sublimes. A través de este
enfoque, me muevo de la senda del desarrollo natural, en su tiempo, a la
senda de la Luz, acelerando el tiempo. Así, no será necesario perder mi vida en falsas esperanzas y avanzaré de forma rápida y fácil.
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