Primero, mientras la persona está bajo el control de su ego,
parece como si estas plagas actuaran sobre ella porque ella no se
separa de su egoísmo. Pero luego de haber salido de su ego, siente estos
golpes como si le estuvieran pasando a otro cuerpo en algún estado
pasado que no le pertenece a ella sino a su egoísmo. Después de todo, ella ya se ha separado de su ego y es por eso que
estas plagas son endulzadas. Esta dulzura causa una alegría especial en
la persona.
El éxodo de Egipto se lleva a cabo en cada nuevo grado. Cada vez que
se revela el egoísmo, es necesario superarlo, huir de él, elevarse por
encima de él y después corregirlo hacia el otorgamiento,
de modo que el ángel de la muerte se convierta en el ángel de vida, en
el ángel bueno. Esto es como un mini éxodo de Egipto en cada nivel, en
“cada generación” porque de este modo nosotros ascendemos los escalones. Cuanto más crezca nuestro egoísmo y más nos elevemos por encima de
él, cuanto más lo corrijamos y lo elevemos a nuestro grado, más nos
ayuda éste a crecer. Nosotros nos conectamos unos con otros con más
fuerza como una nación y por lo tanto afectamos al mundo, pasándole la
metodología y luego la fuerza que nos permite elevarnos por encima del
egoísmo, unirnos y revelar el mundo espiritual.
Sin embargo, sólo la fuerza superior es capaz de sacarnos de nuestro
egoísmo, no nosotros mismos. Debido a que nos conectamos, nosotros le
damos a la Luz una oportunidad para afectar nuestra conexión y
realizarla. Después todo, no podemos unirnos por nuestra cuenta;
nosotros solo somos capaces de pedir y aplicar los esfuerzos para que la
Luz superior influya y realice este estado. Entonces nos sentimos
dentro de nuestra unión recientemente formada, la salida.
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