Itró, así como el padre de Abraham Téraj "Taré", era un sacerdote, un experto en todas las religiones e ídolos, es decir, un siervo de su ego. En particular, si Téraj hubiera
escuchado a su hijo Abraham, entonces habrían trabajado juntos y
habrían comenzado la corrección del mundo. Pero esto era imposible sin
el exilio egipcio, sin el éxodo y la recepción de la Torá porque la
persona necesita sumergirse completamente en el ego. Por lo tanto Téraj estaba en contra de Abraham y Abraham fue forzado a huir de él, lejos de Babilonia. Moisés, como Abraham, es un nivel completamente diferente: Él ya
estaba en el ego, pasó a través de toda esta etapa y abandonó Egipto.
Los cuarenta años que pasó con Itró, por así decirlo, su unión mutua, una conexión a través de la hija de Itró, Zipporah "Séfora", el ego de Itró, que le dio hijos, es decir el siguiente nivel. Esta es toda la combinación del egoísta Itró y el altruista Moisés dentro de la persona. Moisés pasa a través de un proceso que lo fortalece a partir de una etapa con el ego con el fin de regresar una vez más a Egipto, a las profundidades del ego. Así, sólo Itró
podía enseñarle a Moisés y al pueblo de Israel cómo trabajar con ese
ego que estaba comenzando a descubrirse. Por lo tanto la lectura semanal
de la Torá llamada “Itró” comienza tras el éxodo de Egipto, en el que es necesario corregir a los egipcios, todo el ego de la persona, e Itró toma a su hija Zipporah, ella, los hijos de Moisés, los nietos de Itró y vienen a Moisés. En otras palabras, llega el momento en que esas características
comienzan a elevarse dentro de la persona y le muestran cómo proceder.
Por ahora todo el ego que partió de Egipto (las vasijas que fueron
retiradas de Egipto) lenta, gradualmente comienzan a elevarse dentro
de las personas y eso significa que Moisés necesita juzgar al pueblo. Juzgar significa explicar dónde están las características de
otorgamiento, dónde están las características de recepción, con qué
perspectiva es necesario actuar y unirnos por encima de nosotros mismos,
con el fin de descubrir nuestra conexión con el siguiente nivel, el
Creador. Es decir, aquí se requiere de la cooperación mutua correcta
¿Pero dónde está esta jerarquía en este egoísmo?
La característica del otorgamiento está apunto de expandirse:
expansión del alma, un corazón abierto. Ésta se dispersa sobre la
superficie del área como el agua. El ego trabaja continuamente de una
manera vertical. Esos dos parámetros son como si no estuvieran
integrados juntos. Por lo tanto Itró le dice a Moisés: “Necesitas construir otro
sistema, en forma de pirámide, para dividir todo tu ego en partes,
decenas, centenas, miles, decenas de miles. Necesitas regresar al estado
de cuando entraste a Egipto, doce hermanos. Así también sales de ahí,
las mismas doce tribus, como doce flujos, líneas. Pero cada uno de ellos
necesita calibrarse de acuerdo a sus niveles egoístas. Por lo tanto
para cada nivel debe existir su propia jerarquía: sus propias leyes,
dirigentes y subordinados. Ahora trabajas no sólo con el fin de otorgar
y de amar, trabajas con el ego que es necesario en ese nivel con una cualidad que es posible corregir”. Si Moisés no hubiera pasado por esta escuela con Itró, si no
se habría conectado con el ego ni hubiera comenzado a trabajar un poco
con éste, entonces cuando regresara a Egipto, no habría sido capaz de
enfrentarse al Faraón, no habría tenido ningún contacto con él. Porque
antes de eso, Moisés simplemente huyó del Faraón tras una confrontación
con él. Y ahora él regresa a Egipto, es decir, él regresa una vez más a su
ego y le dice al Faraón: “Necesito apartar a mi pueblo (las
características de otorgamiento)
de ti”. En adición, toma de él el enorme ego que más tarde debe ser
corregido en el transcurso de los cuarenta años en el desierto. Pero él
no podía hacer esto si las características del otorgamiento en la
persona no hubieran sido conectadas al principio con el sistema egoísta
llamado Itró.
E Itró toma de Moisés el método de trabajar con el ego y
regresa a su pueblo con el fin de enseñarles a ellos. Vemos cómo tiene
lugar dentro de la persona una conexión mutua constante de las dos características. Este es el sistema de corrección.
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