
Pregunta: ¿A qué está dirigido su cuidado del mundo?
Rav: Ellos quieren “educar al niño conforme a su camino”. Precisamente de acuerdo a su camino, pero educar, es decir, poco a poco empujarlo hacia adelante no a través de los sufrimientos, sino a través de estudios, explicaciones y ejemplos. Estos sabios llevan a cabo el mayor trabajo: atraen la Luz y las masas se benefician de esto. Hoy en día las masas sufren: alguien no tiene trabajo, alguien padece de hambre, tiene problemas con la salud, la familia, los hijos, etc. Y los sabios atraen la Luz que retorna a la Fuente y educan a las masas de manera sencilla y comprensible. Gracias a esto, la Luz pasa a las masas y las corrige.
Como resultado, la gente recibe las Luces de Nefesh y Ruaj, mientras que Neshama, Jaya y Yejida son recibidas por los sabios en sus niveles altos. Esto ocurre de acuerdo con el orden inverso de las Luces y las vasijas. Así, las masas reciben el llenado que exactamente corresponde con sus deseos. Las personas quieren tener niños buenos, bienestar familiar, pensiones garantizadas, salud, empleo, vivienda digna, vacaciones agradables, seguridad, etc. Ellas no tienen los deseos del otro nivel y no les necesitan. Solamente más tarde, en transcurso del proceso general, las masas se unirán a los sabios y solo entonces su incorporación mutua tendrá lugar. Pero, una vez más, dicha incorporación será pasiva por parte de ellos. Por lo tanto, las personas grandes descienden con el fin de servir a la gente, pero caen internamente. Precisamente su alto nivel les permite tirar de las masa hacia arriba, grado a grado.
Pregunta: ¿Aquí no existe un peligro de causar daño involuntariamente?
Rav: ¿Puede una madre amorosa dañar a su bebé? No ponemos a cada madre un agente de policía. Tal es la naturaleza de una madre: cuidar al niño. Una mamá no solamente cuida, ella está impregnada de sus deseos. ¿Cómo puede ella causarle daño? Después de todo, todos sus pensamientos se centraron en lo que le dará placer, en lo que lo beneficiará. Papilla, la temperatura de la habitación, una botella de agua: una madre no se desconecta de esta ola de amor ni por un instante. Del mismo modo el superior no tiene deseos propios: Él recibe los deseos del inferior y trabaja con ellos. El amor lo obliga a hacer lo que es bueno por aquel a quién ama. Después de todo, yo puedo amar a alguien o a sí mismo. Y si yo amo al prójimo, entonces, me elevo por encima del amor a sí mismo. Y, entonces, todo lo que tengo, lo uso para servirle y dejo para mí solamente lo necesario.
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