“¿Qué hacer en contra de la oleada de odio? Unirnos
Una
turbia oleada de odio cubre y envenena al país. No hay calmante que
puede hacer ceder el dolor que por años ya, ha estado carcomiendo el
cuerpo de la nación e incluso, si hubieran esos calmantes, como máximo
neutralizarían las luces de advertencia que avisan acerca de los
inminentes peligros de la existencia. Sólo una acción nacional, social y
educativa en pro de la unidad y del reconocimiento de otros, cambiará la situación.
Los días
de infortunio y odio en la sociedad israelí, llevaron a cada ‘tribu’ a
pedir la tolerancia de otra tribu y al mismo tiempo, a acusarlos por el
deterioro de nuestra deplorable situación.
El
liderazgo, como de costumbre, protege y busca la manera más rápida y
efectiva de extinguir el fuego del odio que, específicamente se esparció
en el día del amor. Aparte de luto, lágrimas, ira y protestas, debemos
detenernos y examinar la enfermedad cancerígena que se ha manifestado en
nosotros. Para esto hay necesidad de un intelecto sano y balanceado. No
tiene caso tratar de ocultar o endulzar la situación. Necesitamos ver
el problema directo a los ojos, analizarlo, ir a la raíz y encontrar la
fuente de la enfermedad. Cuando lleguemos a la raíz, será más fácil
encontrar la cura.
La enfermedad -separación-, la cura -unión
La
enfermedad es la falta de conexión entre nosotros. La sociedad está
dividida en innumerables tribus, lo cual hace muy difícil construir un
puente que conecte las diferencias entre nosotros. Con el ritmo
vertiginoso con que crecen los conflictos, uno no debe sorprenderse si
mañana, unos alzan sus dagas contra otros y estos los esperan con
rifles.
La
sabiduría de la Cabalá siente que la separación viene del ego fuera de
control. Es nuestra naturaleza, es ‘malvado desde su niñez’, mientras se
desarrolla se incrementa día con día. No hay necesidad de inventar una
nueva fórmula mágica para lidiar con el ego que ha hecho erupción, dado
que ya existe en la base de la nación de Israel. Es el mismo sistema de
conexión y amor de hermanos que Abraham, nuestro padre de la antigua
Babilonia nos enseñó y sobre esta base, fuimos establecidos como una
nación.
La sabiduría de la conexión que Abraham
enseñó, fue cómo transformar correctamente la maldad que crece entre
nosotros. Usando un método sistemático, que construye nuevos ángulos de
percepción hacia otros, lo cual trae conexión mutua,
la cual es buena y alentadora en todos los aspectos. El tratamiento es,
equilibrar la fuerza de conexión sobre el mal que es revelado entre
nosotros. El mal que despierta nos llama a conectarnos más como grupo, a
estudiar, a construir puentes de amor por encima de todas las
diferencias de opinión.
¿Cuál es la ley de la conexión obligatoria?
Sugiero
comenzar un proceso nacional, social y educativo para conectarnos y
cuidar de los otros. Sería feliz de ver un programa gubernamental que
exija a cada ciudadano de la nación aprender a conectarse con otros.
Cada uno estaría familiarizado con la historia del otro y experimentaría
talleres prácticos que nos proporcionen las herramientas para crear la
conexión y el comportamiento correcto para la sociedad.
Estamos
hablando aquí de un proceso educativo para toda la sociedad, con cuya
ayuda llegaríamos a conocernos a nosotros mismos y al entorno en el cual
vivimos y, compartir el conocimiento que creará una conciencia
colectiva y el sentido de pertenencia a un todo único.
Para tal
proyecto nacional existe la necesidad de una base amplia y unificada
que involucre a todos los sectores y opere en todos los segmentos,
comenzando por los jardines de niños, escuelas, universidades, lugares
de trabajo, agencias de empleo, a través de los medios, en hospitales y
guarderías. Dentro del marco del proyecto, cada ciudadano que aprende a
conectarse correctamente con otros, por encima de todas las diferencias,
será recompensado con beneficios del gobierno.
Cuando el futuro de nuestros hijos
está en juego, ya no podemos conformarnos con lindas palabras. ¡Es
tiempo de actuar! Necesitamos preguntarnos qué podemos hacer hoy, para
que desastres como estos no se presenten ante nosotros mañana”.
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