¿Cuál es el bien que nosotros, las personas más inteligentes y
educadas, hacemos al mundo? ¿Hemos cumplido nuestra misión de ser Luz
para las naciones? ¿Por qué deben amarnos?
Intuitivamente
la humanidad siente que traemos daño y odio al mundo. No nos imaginamos
cómo esto es posible, por eso preguntamos, ‘¿Qué estamos haciendo mal?
¡No deseamos ningún mal a nadie! ¿Por qué nos odian a nosotros y no a
las personas que tratan de destruir a otros? ¿Por qué?’ Busco el motivo y
trato de encontrar la verdadera causa de este fenómeno.
¿Por qué
Corea del Norte, con quien nunca hemos tenido ninguna relación, tiene
el primer lugar mundial en antisemitismo? ¿Por qué tanto odio?
El
antisemitismo existe dentro de la naturaleza, es su ley y no hay nada
que podamos hacer al respecto. Ninguna lógica nos ayudará. Si este
fenómeno se ha observado por miles de años, entonces, debemos tomarlo en
serio y no a nivel de sentimientos. Tenemos que llegar al fondo de por qué ocupamos un lugar en la naturaleza y el resto del mundo otro lugar.
Durante
los últimos 40 años, he estudiado las leyes de la naturaleza. Antes de
eso, mi especialidad fue biocibernética. Pero a lo largo de estos 40
años me he dado cuenta de que la unidad es la base primordial que existe
en la naturaleza y no hay nada que uno pueda hacer al respecto, porque
no podemos ir en contra de una ley de la naturaleza.
Abraham
no era judío, era un antiguo babilonio que adoraba ídolos. Pero que
anhelaba entender por qué había tal desconexión en su sociedad, reveló
que en la naturaleza existe la ley de unidad y que la humanidad necesita
llegar a unirse. Desde el momento del Big Bang hasta la corrección
final, la naturaleza se esfuerza por la unidad dentro de sí misma,
después de haber revelado esta ley, Abraham comenzó a enseñarla a todo
el que quería aprender.
Las
personas más sensibles, desarrolladas y entusiastas se unieron a él. Con
ellas salió de Babilonia. Empezaron a llamarse a sí mismos Yehudim, de la palabra ‘Yijud’ (unidad) o Ivrim de la palabra ‘Laavor’ (cruzar).
Hasta
antes de la destrucción del Segundo Templo, este grupo cumplió su
misión. Pero desde el momento del último exilio, ya no lo ha hecho. Y
hasta que nos unamos y entendamos nuestra misión, hasta que lo
percibamos y anunciemos al mundo, no podemos esperar nada bueno.
Porque en definitiva, todos los
babilonios, es decir, toda la humanidad, tiene que llegar a la
unificación. Y nosotros somos los que tenemos que traer esta unidad al
mundo.
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