Todos ellos eran hombres de distinción, eran
cabezas de los hijos de Israel. Estos son sus nombres: Por la tribu de
Rubén, Samúa el hijo de Zacur, por la tribu de Simeón, Shafat el hijo de
Hori.
Todos los nombre en la Torá
y, específicamente, los nombres de los espías, tienen un significado
interno especial. Su numerología simboliza los atributos por medio de
los cuales puede ser explorada la futura tierra de Israel. Esta es la
razón por la que debemos revelar y exponer estos atributos dentro de
nosotros, prepararnos para ellos y hacerlos un grupo. Este grupo, hecho
de las cabezas de las tribus, está correctamente unido. Gracias a esta
fuerza de unidad,
avanzan hacia una igualdad gradual de sus atributos con aquellos que
están en la tierra de Canaán y ven en qué medida no pueden luchar contra
ellos.
En otras palabras, la fuerza de unión, conexión y unidad que alcanzan no es suficiente para sobrepasar la fuerza del ego
que puede superarlos y quebrarlos en pedazos. Ellos simplemente no
entienden cómo sobrellevarla y dominarla. Pero el estado en el que están
es, absolutamente correcto. Es imposible decir que hayan descuidado
algo mientras exploraban la tierra y que no pudieron clarificar cosas.
¡Todo es correcto! Los atributos por los que la persona intenta
conquistar la tierra de Canaán, no son suficientes para conquistarla.
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