Si yo aíslo a mi hijo en marcos muy rígidos y pongo una correa en su
cuello y sólo de esta manera le muestro cómo debe actuar, no permito que
se desarrolle. Crecerá y llegará a ser una persona de mente muy cerrada
que sólo hace lo que se requiere de él y no se preocupa por nada más,
siempre y cuando lo deje solo.
Pero si lo mantengo en un vacío y no le
doy ninguna directriz, se volverá aún más miserable porque buscará algo
para hacer. En ese caso, será propenso a arrebatos internos y fuertes
presiones que aparecen en una persona en forma de acciones y resultados
indeseables, en todas las etapas.
Por lo tanto, ambos métodos son
totalmente inaceptables. Tiene que haber un término medio de acuerdo al
cual yo de a mi hijo las directrices correctas y le diga qué es qué y le
dé ejemplos. Verá a sus padres como un modelo a seguir de lo que se
espera de él.
Es más, en una sociedad
sana este ejemplo es dado no sólo por los padres, sino también por
otros alrededor de él, tal como sus vecinos, parientes, gente en la
escuela y amigos. Por lo tanto, al no tener otra opción, él intentará
formar e internamente encarnar todo lo que ve a su alrededor.
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