Yo descenderé y hablaré allí
contigo; tomaré del espíritu que está en ti y lo pondré en ellos;
llevarán contigo la carga del pueblo y no la llevarás tú solo’
El Creador
tranquiliza a Moisés pues la rabia no se volcará en él solo y no
llevará la carga del pueblo por sí mismo, sino que será compartida por
todos los ancianos que entrarán en contacto directo con la gente,
mientras que Moisés enseñará a los setenta ancianos y gobernará todas
las tribus a través de ellos.
El punto es que cuando el egoísmo
comienza a crecer dentro de nosotros hay necesidad de una estructura de
conexión con el Creador y todos nuestros cambios y mejoras se reducen a
establecerla. En una familia, por ejemplo, todo lo administra el jefe
de la familia; en un edificio de apartamentos todo es dirigido por la
asociación del condominio; en un pueblo hay un pequeño consejo de
administración; en la ciudad está el municipio y en un estado hay de
miles de personas involucradas, lo que significa que cuanto más grande
es el egoísmo, mayor es la necesidad de conexión mutua entre las
personas y la fuerza superior, el Creador.
Si un gran egoísmo es revelado entre la
gente, empezarán a quejarse ante Moisés: “No queremos avanzar;
preferimos volver al nivel animal. Llévanos de vuelta al faraón y toma
al Creador “Es uno de dos: ya sea Biná o Maljut o, ya sea dinero o la Luz Superior.
Esta es la razón por la que, de pronto,
haya necesidad de coordinación, porque tiene que haber un conductor que
conecte a Moisés con el pueblo. Aquí son los setenta sabios, que son el
sistema de cooperación mutua y están entre ellos.
Y yo descenderé y hablaré allí contigo; tomaré del espíritu que está en ti y lo pondré en ellos… esto significa que los ancianos ascenderán espiritualmente y así podrán estar totalmente conectados entre sí.
Serán capaces de tomar la Luz superior y dividirla en setenta partes (es decir siete Sefirot: Hesed, Gevura, Tiferet, Netzaj, Hod, Yesod, Maljut, en cada uno hay diez Sefirot, que da un total de setenta), conducirla a la gente y mostrarles que deben unirse y conectarse.
De hecho, los setenta sabios dan ejemplo
de conexión y unidad: todos son diferentes y opuestos entre sí, como
setenta raíces espirituales. Al final, como raíces en el suelo,
absorberán a la gente que se derive de ellos en una reacción en cadena
hacia abajo. Esta es la razón por la que setenta sabios / setenta raíces
espirituales pueden dar ejemplo y fortalecer la unidad de la nación.
En el pasado, el Sanedrín se componía de
setenta sabios que regían el estado y, gracias a la unidad entre ellos
podían llegar a un consenso.
Todo lo que existe en las raíces
espirituales se refleja en el mundo corporal. Por lo tanto, existe esta
conexión en nuestra alma y en nuestro pacto espiritual.
Existe el concepto de nación en cada uno
de nosotros: primero está toda la humanidad, luego la nación de Israel y
luego su división en levitas, sacerdotes, setenta sabios y
Moisés. Todos tenemos que ser iguales en este diseño y ponerlo junto
entre nosotros en el mundo corporal para que entendamos que existe
dentro de nosotros.
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