Los ninos autistas son como papel de tornasol, ellos ponen a prueba a la sociedad y a los padres.

Aún no estamos listos para aceptar a estos niños porque no tenemos la flexibilidad de conciencia social, básicamente, no la tenemos.  En la dirección general de hoy en las escuelas, el profesor está dirigido a trabajar con niños normales y el resto de los estudiantes no le interesan;  él o ella no necesita niños autistas en clase.
Ciertamente, entre los maestros hay individuos que se relacionan con gusto hacia niños como estos pero, por desgracia son muy pocos. Pero estos niños, por lo general, están muy conectados, son muy fieles a los demás, muy conectados a los que están cerca de ellos; no tienen doble cara, en su comportamiento no hay intenciones o pensamientos maliciosos. Así ellos estimulan una actitud honesta en los que les rodean.