La idea es que, incluso entre los profetas está indicado que, al final del mundo, cuando la humanidad necesite elevarse al siguiente nivel,
a la próxima dimensión, el motor de este proceso serán los árabes. Esto
será revelado al final de la historia y empezarán grandes guerra en la
tierra, el aire y el mar.
Desafortunadamente, debido a que la humanidad y el pueblo de Israel tienen un gran egoísmo, la conexión entre
ellos solo puede ser egoísta. Y esto es lo que la guerra simboliza; con
el egoísmo no puede haber otro tipo de conexión. Así la conexión mutua
entre los pueblos debe ser descubierta antes de su corrección, entendida
a través de un proceso que incluye varias guerras. Estas podrían ser
guerras físicas y podrían ser guerras espirituales. En el nivel
espiritual, ocurrirán mucho más rápido, sin sangre, sin destrucción y
reconstrucción. Pero para esto, debe haber un liderazgo en este proceso;
esto es lo que el pueblo de Israel necesita hacer.
Si podemos conectarnos entre nosotros y,
con esta conexión y unión nos ponemos contra todo el mundo, así es como
proporcionaremos un ejemplo; entonces habrá guerras entre las fuerzas
de la Luz y la oscuridad
en un nivel ideológico en forma de explicaciones y discusiones, pero no
en forma de una guerra física. En el caso contrario, esto va a ser un
proceso largo, con mucho sufrimiento. Pero esto crea un problema, ¿cómo
llegamos a esto? La idea no es con los representantes del cristianismo
ni del islam, sino sólo con el pueblo de Israel, cuanto más puedan
unirse, presentándose a sí mismos como una completa unidad y mostrándose
al mundo como un ejemplo de unión. Y cuando se revele esto, entonces
todos los enfrentamientos se calmaran.
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