En primer lugar, es importante entender que todo lo que sucede, ocurre
para que aprendamos algo. Yo crecí en una familia de supervivientes del
Holocausto.
Vi que los niños, los adultos viven con
este trauma, constantemente hablan de ello en casa, en la sociedad, en
la ciudad y aun así no tienen idea qué hacer con este trauma. No
obstante, siguen viviendo como antes, arreglando sus vidas con respecto a
la sociedad y a la naturaleza de acuerdo a los impulsos naturales sin
ningún tipo de cálculo adecuado.
Pregunta: ¿Tengo yo que “agradecer”? Entiendo que el evento no ocurrió por casualidad, así que ¿de todas maneras tengo que aprender algo?
Dr. Laitman:
¿Para qué otra cosa sirve si no es para eso? Por ejemplo, hubo un
período antes del Holocausto o alguna otra conmoción. Durante este
período, hubo algo que quedó sin hacer, entonces ocurrió el sobresalto.
Este golpe se supone que me enseñara a no permitir que esto ocurra y a
cambiar mi comportamiento. ¿Qué debería yo cambiar?
Yo no he visto que se haya creado una
junta de personas desde el Holocausto, al menos entre los judíos, para
investigar por qué nos sucedió esto a nosotros y con qué fin. No, sólo
pensamos cómo situarnos mejor en diferentes lugares.
Si ahora hemos alcanzado un nivel tal en
que comprendemos claramente el propósito de la creación, si entendemos
que estamos en un mundo interconectado global y continuamos destruyendo
nuestra interconexión como un cáncer que lleva a la muerte, ¿no
provocamos el siguiente impacto al hacerlo?
Pregunta: Pero, ¿cómo se relaciona esto con el sufrimiento humano personal?
Dr. Laitman: La
persona debe preguntarse por qué sucede esto. De lo contrario, no es un
hombre, sino un animal que escapa del peligro. Por lo tanto, no podemos
escapar de la vida.
Tengo que investigar cómo y por qué
viene el mal, yo entiendo que esta fuerza me dirige hacia el bien. Tengo
que conseguir un equilibrio, llegar al otorgamiento, al amor y a la
conexión entre todos. Tengo que cumplir con la naturaleza, corregir la
inclinación al mal y convertirla en buena. Después de todo, toda la
naturaleza, excepto las personas, son la fuerza del amor y la conexión.
Imaginen que todo el universo y la
naturaleza son la buena fuerza. Sólo en la humanidad, en una pequeña
área anida el mal, con el fin de que podamos llenarlo con una fuerza
para el bien. Cuando tenemos tanto el bien como el mal, entonces podemos
dar gracias por el mal así como por el bien. Mientras aun no
aprendamos totalmente esto ni lo cumplamos plenamente, la naturaleza
continuará enviándonos sufrimiento, literalmente, los sufrimientos de
Job.
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